Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

La historia y el cine han mantenido siempre una disputa de la que el segundo suele salir ganando. De ninguna otra forma puede aceptarse que Joan Collins haga de egipcia en bikini o que los héroes cabalguen corceles en medio del desierto antes de que Cristo naciese. Pero por otro lado, las películas son una forma inigualable de hacer llegar la historia de los antepasados a las nuevas generaciones. Algo de lo que habla, siempre de forma positiva y con mucho humor, un libro recientemente publicado por tres autores asturianos y que ha sido presentado en el Teatro Prendes de Candás.

«El antiguo Egipto en el cine» es obra de Juan J. Alonso, Enrique A. Mastache y Jorge Alonso, y ha sido publicado por T&B Ediciones. En sus páginas se recoge el testimonio que han dejado para la historia más de una treintena de películas que tienen al antiguo Egipto como telón de fondo, desde la «Cleopatra» de Joseph L. Mankiewicz a la «Tierra de Faraones» de Howard Hawks. «Ya habíamos publicado libros sobre la Edad Media y Roma en el cine, y ahora le tocaba el turno a Egipto», cuentan los autores. «Nos gusta la Antigüedad y nos gusta el cine, y esa es la razón por la que decidimos escribirlos», simplifican con sinceridad.

Uno de los aspectos más destacados de su libro es lo que bien que se encajan los golpes que el cine le da a la historia. «Hemos visto todo tipo de películas para elaborarlo, desde clásicos a series B y Z, y creemos que todo tiene su atractivo, porque además no tratamos de escribir un libro elitista», aseguran. De hecho, «es verdad que comentamos los gazapos que frecuentemente aparecen en este tipo de películas, aunque no va de eso, solo lo hacemos por cariño».

Así, entre sus páginas pueden encontrarse ejemplos múltiples de cómo el espectro comercial de las películas supera al rigor histórico. «En "Tierra de Faraones", Joan Collins aparece en bikini no solo en la película, sino en el cartel, pero es que de otra manera no se hubiera financiado la cinta», aclaran. En ese mismo filme «el director quería que los protagonistas fueran a caballo o en camello, pero el asesor histórico les explicó que no había esos animales en Egipto, sino asnos», algo mucho menos emocionante. Cómo no, de nuevo el criterio comercial se impuso y la escena fue para los caballos.

Aunque según su opinión, «merece la pena saltarse el rigor histórico si con ello se consigue que todo el mundo conozca a Cleopatra, algo que de otra manera resultaría muy difícil». Por cierto, que respecto a la reina del Nilo también existen múltiples anécdotas que los hermanos Alonso y Mastache se han encargado de recopilar, como el rodaje en Italia, cuando «Elizabeth Taylor entraba en Roma rodeada de legionarios mientras los extras gritaban "¡Liz!" en lugar de "¡Cleopatra!" ante el enfado de los productores».

«El cine es una forma muy educativa de entrar en la historia, aunque se concedan licencias», resumen los autores. Así, «es buena idea que los jóvenes se adentren en Roma con "Gladiator", aunque en el mundo real los emperadores malos no mueran en la arena del coliseo». Para el próximo año, de hecho, ya preparan una nueva publicación con el cine y la historia de Grecia como argumento. Todo vale si lo que importa es que Cleopatra no caiga en el olvido.