La glorieta situada en la entrada de Candás ha pasado de lucir veleros a matorrales. A la falta de cuidado del césped, que limita la visibilidad de los conductores, se suma ahora otro problema: las estructuras con embarcaciones, recubiertas de plantas de enredaderas, no son ya perceptibles, como se aprecia en la fotografía, informa M. G. SALAS.