La razón que urge a la familia de la casa del paseo marítimo a llevar a cabo la limpieza de los restos del argayo del pasado mes de marzo, aun cuando esa tarea corresponde al Ayuntamiento, propietario de la ladera del monte, no es otra que la posibilidad real de que la casa quede sepultada debajo de nuevos desprendimientos. Los informes de los geólogos advierten de que, hasta que no se pongan en marcha soluciones de carácter definitivo, con cada otoño, y la llegada de las lluvias, existe la posibilidad real de que nuevos desprendimientos tengan lugar en el paseo marítimo. Esas soluciones de carácter definitivo pasan por la construcción de un muro de dos metros de altura, entre otras obras de ingeniería, para frenar la caída de rocas desde el monte "Fuxa". El problema es que si caen nuevos restos del monte ya no existe espacio entre la casa y este para albergar esas piedras, como sí hubo en marzo. El patio trasero de la casa se encuentra ocupado por la tierra, y si hay nuevos desprendimientos derivarían sobre el tejado, aplastándolo y sepultando la casa, por lo que la retirada de las tierras requiere extremada urgencia.