Mieres / Langreo,

David MONTAÑÉS / L. M. D.

El año que se cierra ha sido especialmente negro para el sector del carbón, amenazado de muerte por los recortes. Tras meses de huelgas, protestas y ninguna buena noticia, ha tenido que ser finalmente Santa Bárbara quien haya dado un respiro en las Cuencas. La celebración del día de la patrona de los mineros hizo olvidar preocupaciones y rompió la monotonía. Las comarcas del Caudal y Nalón disfrutaron de los numerosos actos programados. Fue un día en que viejos compañeros de pozo se reencontraron para comer juntos, revitalizando amistades fraguadas bajo tierra.

Santa Bárbara no es una fiesta discreta a la hora de reclamar atenciones. Los barrenazos comenzaron ayer a sonar en Mieres a las ocho y media de la mañana. Poco después se organizó una ofrenda floral en Turón, acto que tuvo su continuidad, ya al mediodía, en el casco urbano de Mieres. El alcalde, Aníbal Vázquez, y el cónsul de la República Checa en Asturias, Amalio García, depositaron sendos ramos de flores a los pies del monumento que rinde tributo a los mineros fallecidos y que está enclavado en el barrio de Vega de Arriba, frente al campus universitario. «Este es un lugar para recordar a todos los mineros del mundo que han fallecido en las minas», apuntó Aníbal Vázquez, que recordó también que la escultura fue levantada en 1995 tras el trágico accidente del pozo Nicolasa, en el que fallecieron 14 trabajadores, 4 de ellos checos. El cónsul de este país se mostró convencido de que el hermanamiento entre ambos pueblos se mantendrá en el tiempo. «Espero que este acto perdure muchos años», señaló Amalio García. Este empresario minero deseó también que siga habiendo trabajadores checos en los pozos de Hunosa. Lo hizo en un momento en el que cerca de un centenar de trabajadores de las subcontratas vinculadas a la compañía pública ya han sido despedidos: «Esperemos que Hunosa supere este momento tan complicado y que este no sea el último año con mineros checos trabajando en la empresa».

Sin salir de Mieres, la asociación Santa Bárbara cerró ayer sus fiestas anuales. Lo hizo con la entrega del «bollu preñau» y la botella de vino a sus socios. Centenares de vecinos se pasaron por la carpa habilitada en el parque Jovellanos. Cruz Roja aprovechó la ocasión para recoger alimentos con el fin de ayudar a las familias más necesitadas. La solidaridad estuvo ayer muy presente, ya que los Bomberos del parque de Vega de Arriba estuvieron vendiendo el calendario que han realizado para recaudar fondos para la familia de Shamira Alonso, una niña mierense con graves problemas de salud. De esta forma se puso punto y final a un programa de actos que arrancó el pasado viernes con el pregón del ciclista local Benjamín Noval. Además, durante la jornada de ayer en muchos pueblos de la comarca se organizaron actos festivos.

En el valle del Nalón, el grueso de actividades de la patrona de la minería se celebraron en San Martín del Rey Aurelio. En el valle de Santa Bárbara, la fiesta arrancó con la ofrenda floral en el monumento de «Los hombres y mujeres de la mina», tras la cual se llevó a la santa en procesión, desde la bocamina del prau Molín hasta la capilla, donde se celebró la misa, cantada por el coro parroquial de Sotrondio. Tras el oficio religioso tuvo lugar la «puya'l ramu» y el homenaje a los mineros Daniel Roces, Jaime Iglesias, Novarino García y Nicanor Rozada.

En otra localidad del concejo, Cocañín, se celebró la misa, con la Coral de Sotrondio, la procesión, el reparto del «bollu» y la botella de vino. Tras el reparto tuvo lugar una comida de confraternización, a la que siguió la obra teatral «Mio suegra ye increíble», del grupo «La Fumarea». Por la noche «Maite y su acordeón» puso fin a la fiesta.