M. CASTRO

La crisis en la que está sumido el último astillero gijonés, Factorías Juliana, tendrá mañana un nuevo capítulo con el despido de 145 de sus 172 trabajadores. Los restantes irán al paro escalonadamente en los próximos meses. Una medida que supondrá un gran cambio para los empleados, pero no para la empresa, en la que no hay actividad desde hace meses por su situación de insolvencia. De hecho, en septiembre Juliana envió a 130 trabajadores a una regulación de empleo, de la que mañana saldrán para recibir sus cartas de despido.

La mayoría de los trabajadores se irán prejubilados o se recolocarán en astilleros del grupo público Navantia. Juliana se acabará de hundir el año que viene si no aparece ningún empresario interesado en una compañía que acumula un pasivo de 61,53 millones de euros y riesgos potenciales por otros 150,62, según los cálculos de los administradores judiciales.

La caída para los trabajadores estará amortiguada por el colchón que pactó la SEPI con los sindicatos UGT y CC OO y que va a permitir a 113 trabajadores prejubilarse con el 76% de sus salarios y a otros 36 recolocarse en astilleros de Navantia, cobrando además una indemnización si vieran reducido su sueldo. Vulcano ha estado pagando las nóminas del personal de Juliana hasta ahora para evitar que fueran despedidos antes de que se cumplieran los tres años desde la privatización del astillero gijonés, dado que una de las cláusulas del contrato obligaría entonces a la empresa gallega a indemnizar a la SEPI con 39.000 euros por cada trabajador (5,8 millones de euros en total).

Los 27 empleados que van a permanecer en el astillero a partir de mañana no se dedicarán a tareas productivas, sino a facilitar el traslado del último barco hasta el astillero cántabro Astander. Se trata del cementero «Cristina Masaveu», que previsiblemente abandonará Gijón a finales de diciembre, después de que ningún banco haya facilitado a Juliana una línea de financiación para poder completar la obra. La imposibilidad de acabar en Gijón este buque es significativa si se tiene en cuenta que la dirección de Factorías Juliana y la de su empresa matriz, Factorías Vulcano, habían reiterado a los sindicatos que las posibilidades de reflotar al astillero gijonés pasaban por concluir el cementero.

Sin trabajo y sin apenas operarios, el futuro de las mayores instalaciones industriales que permanecen dentro del casco urbano se conocerá a lo largo del primer semestre del año que viene. Un convenio con los acreedores para mantener la actividad de la compañía o la liquidación de la empresa por sus elevadas deudas son las dos posibilidades. La liquidación es la más probable, debido a que para alcanzar un hipotético convenio con los acreedores sería preciso una inyección económica, debido a que las pérdidas de la empresa superan en unos 30 millones de euros sus fondos propios.

Una liquidación no supone automáticamente la desaparición de la actividad de construcción naval en Gijón. El Principado ha sondeado el interés de industrias auxiliares y también de Astilleros Armón para hacerse con la factoría gijonesa. El grupo naviego no descarta esa posibilidad, pero en todo caso su interés se limitaría a adquirir las instalaciones, no a levantar el concurso.

De que continúe o no la construcción de barcos en El Natahoyo también dependen en gran medida las posibilidades reales de la industria auxiliar de recuperar parte de lo que se les adeuda. Los activos fijos de Factorías Juliana están valorados en unos 74,16 millones de euros, pero son difícilmente realizables salvo si se mantiene el astillero.

El activo más versátil lo componen los 85.926,11 metros cuadrados que tiene en propiedad a pie de mar y sobre los que puede haber un astillero, oficinas o edificios de viviendas. El problema es que sobre esos terrenos pesa una hipoteca a favor de Pymar por 20,69 millones de euros. La dirección de Juliana estimó en 27 millones el valor de mercado de ese solar, una cifra que los administradores judiciales han rebajado a 19,24 millones, en base a un informe pericial encargado por Pymar. Estas cifras contrastan con los 130 millones de euros que esperaba obtener Vulcano en 2007 por la venta del solar si el Ayuntamiento hubiera accedido a recalificarlo.

El grueso de los activos fijos tiene valor para continuar la actividad: las construcciones están cifradas en 53,42 millones de euros, de los que 20 millones corresponden a los dos diques, la dársena de armamento y la grada del astillero.

Ayudas públicas en los 90

Entre 1995 y 1997 el Estado inyectó 3.276 millones de euros a los astilleros públicos. La UE autorizó las ayudas a condición de que no hubiera más.

El conflicto con la UE

La UE abrió expedientes a España por nuevas ayudas, entre 2000 y 2002, por 1.853 millones de euros. En 2004 reclamó la devolución de Izar al Estado de 1.200 millones. El Gobierno declinó recurrir ante los tribunales europeos. Era la quiebra de Izar.

El desmantelamiento

El Gobierno salvó seis astilleros de Galicia, Andalucía y Murcia integrándolos en el grupo militar Navantia. La deuda se quedó en Izar, junto a los astilleros de Gijón, Sestao y Sevilla, y a la fábrica de motores de Manises.

16 de diciembre de 2004

La SEPI se comprometió con UGT y CC OO a vender a un mismo comprador los cuatro centros. El acuerdo permitió la prejubilación de 4.000 de los 11.000 trabajadores de los astilleros públicos. En Izar Gijón se prejubilaron 224 en 2005.

2 de noviembre de 2006

UGT y CC OO pactaron con la SEPI la venta individual, con garantías de prejubilación o recolocación para los trabajadores en caso de insolvencia de los centros privatizados.

Venta

Izar vendió sin deudas el astillero de Gijón a Vulcano, el de Sevilla a Astilleros de Huelva, el de Sestao a Construcciones Navales del Norte y cerró Manises.

Entrega en diciembre de 2006

La SEPI autorizó el 18 de julio de 2006 la adjudicación de Izar Gijón a Vulcano por 2,089 millones de euros. El 1 de diciembre de 2006 Vulcano tomaba las riendas de Juliana, que tenía entonces 166 trabajadores.

Plan industrial sobre el papel

Vulcano ofrecía la construcción de buques quimiqueros e invertir 13,4 millones de euros en el astillero gijonés. Nunca se hizo.

Sísmicos

Vulcano cambió sus previsiones. Los quimiqueros los construyó en Vigo y a Gijón trajo la obra de tres sísmicos. Tudela Veguín contrató un cementero.

Recalificación fallida en 2007

El presidente de Vulcano pide al Ayuntamiento a mediados de 2007 que le recalifique los 85.926,11 metros cuadrados que posee Juliana en El Natahoyo, con cuya venta para viviendas esperaba obtener 130 millones de euros. Calculaba unas plusvalías de más de 80 millones, tras construir nuevas instalaciones en El Musel.

Hipoteca en 2008

Tras la negativa del Ayuntamiento a recalificar, Vulcano hipotecó, en octubre de 2008, en 20,69 millones de euros el solar de Juliana para costear los sísmicos.

Concurso en mayo de 2009

El 29 de mayo de 2009 Juliana presentó la solicitud de concurso voluntario de acreedores.

Pasivo millonario

El informe provisional de los administradores judiciales estima el pasivo concursal en 61,53 millones de euros. También estiman riesgos potenciales de hasta 150,62 millones adicionales.

Despidos

Mañana, lunes, serán despedidos 145 de los 172 trabajadores de Juliana. La mayor parte de la plantilla tiene garantizada su prejubilación o recolocación.

Cementero

El último buque que queda en Juliana, el «Cristina Masaveu», se trasladará a finales de año al astillero cántabro Astander. La dirección de Juliana siempre vinculó la continuidad del astillero a poder concluir este barco.