C. JIMÉNEZ

«En dos años se destruyó todo el valor creado en una década». Juan José del Campo, consejero delegado de Ideas en Metal, considera que la crisis actual es la constatación de que la economía española no está basada en la innovación. «Es aberrante que se haya mejorado en productividad a base de mecanismos de despido», manifestó el directivo y catedrático de Universidad, que ayer participó en el ciclo Universidad-Empresa de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón. Pero no todo el balance es negativo. También cabe extraer algunas enseñanzas de la actual situación económica. Por un lado, que «el tiempo no arregla nada y hay que afrontar las situaciones» y, por otro, que la inversión pública no va a sacarnos de la crisis. La clave está, según Del Campo, en los equipos humanos, porque la innovación y el crecimiento reside en las personas y en las empresas, «no en una tecnología concreta».

A este respecto, el consejero delegado de Ideas en Metal es crítico hacia la teoría de que todo lo que lleva el prefijo «nano» o está vinculado a la industria del vehículo eléctrico sea sinónimo de éxito. «Éxitos pasados no son garantía de éxitos futuros», advierte. Más críticas. «La función pública española no ha mejorado su productividad a pesar de las nuevas tecnologías». Igualmente, Del Campo es partidario de impedir la actuación de determinados grupos de influencia o «lobbies» con planteamientos «cortoplacistas» de la economía, facilitando que exista una verdadera «libertad de mercado», derogando las leyes que dificultan el progreso y abriendo las puertas hacia mercados exteriores «en su justa medida». «No se puede decir al empresario lo que tiene que hacer, la empresa privada debe actuar por sí misma», añade con respecto a las misiones comerciales impulsadas desde las instituciones públicas y apelando a la filosofía de Jovellanos defiende que la base del progreso de los pueblos se encuentra en la instrucción.

«En España falta competitividad y liderazgo», argumenta el empresario. Y la salida está en la industria. «Hay enormes posibilidades en la industria de transformación metálica que es algo en lo que somos fuertes; si lo olvidamos nos va a ir mal», subraya. En este momento España ocupa el puesto 33.º en el índice de competitividad mundial. «Hacemos méritos para que nos quieran mal», dice el catedrático, que es partidario de acudir al valor de la innovación para favorecer la necesaria reactivación de la economía.