Pablo TUÑÓN

El Principado de Asturias estudia aumentar las zonas de caza en Gijón para controlar la superpoblación de jabalíes, que cada vez rondan más cerca de los núcleos poblados del cinturón rural gijonés. La Federación de Asociaciones de Vecinos Rurales Les Caseríes envió a la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos un escrito pidiendo que se tomasen medidas inmediatas para abordar el problema de los puercos salvajes, que causan estragos en fincas y huertas de algunas parroquias como Bernueces, y que asustan a una población bastante envejecida.

La contestación del Principado no se hizo esperar demasiado, y en la misma aseguran que «se está estudiando en este momento una reducción significativa de las zonas de seguridad concernientes al concejo de Gijón que, como debe ser, saldrán expuestas o publicadas a información pública para atender las alegaciones, con el objeto de facilitar e incrementar la gestión y la actividad cinegética para ejercer un control en lo posible del exceso de la especie en las zonas afectadas». Esta decisión, que supondría un aumento de cotos de caza, está previsto que salga publicada en el BOPA tras el verano.

Las zonas de seguridad son áreas que, por sus condiciones de cercanía con núcleos poblados o infraestructuras viales, son declaradas no aptas para actividades cinegéticas. El entorno rural de Gijón está afectado por las zonas de seguridad Z. S. 07-Gijón y la Z. S. 02-Deva, debido a la expansión urbana. Áreas sin actividad cinegética que el Principado podría reducir «significativamente» en pocos meses. Asimismo, desde la Consejería de Recursos Autóctonos aseguran que «por parte de la Guardería del Medio Natural se realizan controles de población sobre el jabalí en estas zonas», aunque reconocen que «son limitadas por las particularidades del terreno, las precauciones que se deben seguir y los medios personales disponibles».

Desde la Federación rural Les Caseríes no están satisfechos con la contestación del Principado. «No sé qué controles de población llevan porque cada vez hay más manadas y, además, aunque reduzcan las zonas de seguridad no se va a poder cazar cerca de las casas, por lo que sería mejor que organizasen batidas controladas», denuncia Soledad Lafuente, presidenta de Les Caseríes, que asegura que «ya se ven hasta corzos y venados». Lafuente preside también la asociación vecinal de «Somió», donde en la zona de La Pipa se acostumbraron a ver una familia de jabalíes que acudían en busca de comida diariamente.

Las escenas se repiten en otras parroquias como Deva o Bernueces. En esta última los daños ocasionados en fincas por los puercos son cuantiosos y piden otras soluciones más allá de aumentar zonas de caza. «Hay otro problema, que es el abandono total de las fincas que estaban para construir y que ahora están abandonadas. Allí han crecido matorrales y es un refugio para los jabalíes. Deberían de obligar a sus propietarios a limpiarlas», explica Ovidio Río, presidente vecinal de Castiello de Bernueces, quien cuenta que «hay diez o doce ejemplares que se pasean como si fuesen del barrio y la gente mayor tiene miedo».

En la parroquia de Vega coinciden al pedir la misma solución que en Castiello y ya han visto a los puercos salvajes acercándose al poblado de La Camocha. «Se meten en los sembrados y los destrozan. A parte de controlar la población de la especie, deberían limpiar zonas abandonadas, que son atractivas para las manadas», pide Carmen Suárez, de la asociación vecina San Emiliano de Vega.