M. CASTRO

La dirección de Suzuki Motor España reprochó ayer al consejero de Economía y Empleo del Principado, Graciano Torre, que haya afirmado públicamente que la multinacional japonesa está dispuesta a vender la fábrica de Gijón por un euro. Suzuki considera que con esa declaración pública el Principado dificulta las negociaciones que la empresa pueda abrir con algún grupo inversor para que se haga cargo de la fábrica y de la mayor parte de los 170 trabajadores que va a despedir el próximo 31 de marzo. Ésa es la fecha prevista por Suzuki para cerrar la factoría de Porceyo, de cuya producción se va a hacer cargo la fábrica de la compañía en Tailandia.

El director general de Suzuki Motor España, Juan Carlos Andrés, pidió ayer «moderación a todas las partes, porque las declaraciones públicas que se están haciendo únicamente están causando daño a los trabajadores de Suzuki», tras lo que hizo una referencia explícita a una de esas partes: «Un político, cuando dice que la fábrica puede venderse por un euro, eso está perjudicando cualquier posible negociación» para recolocar a los trabajadores que van a ser despedidos. Suzuki insiste en que el precio no va a ser un problema para la venta de las instalaciones. Si aparece algún inversor, el objetivo de la empresa es recolocar a la mayor parte de los 170 afectados. Esa recolocación también supondrá un ahorro para la multinacional japonesa, dado que en los cierres de este tipo las indemnizaciones son más bajas para los trabajadores que se recolocan que para los que se van a la calle. Precio de las instalaciones y número de trabajadores que se recoloquen son las dos variables de cualquier negociación que pueda abrir Suzuki con posibles inversores.

El precio de un euro para la fábrica lo plantaron desde la dirección de Suzuki en la reunión que el presidente de la compañía en España, Masayoshi Ito, y Juan Carlos de Andrés mantuvieron con el presidente del Principado, Javier Fernández, y el consejero de Economía, Graciano Torre, el pasado martes, para comunicarles la decisión «irreversible» de cierre de la factoría. Ésa fue la versión que el miércoles trasladó Torre primero a representantes de UGT y CC OO y posteriormente a los medios de comunicación.

Juan Carlos de Andrés negó ayer que los directivos de Suzuki hubieran dicho las palabras que les atribuye el Principado. «Lo desmiento. Lo que dijimos es que la compañía está dispuesta a hacer un esfuerzo importante y que el precio no iba a ser un problema, porque el objetivo es garantizar el máximo nivel posible de recolocaciones», apuntó.

Graciano Torre, por el contrario, pidió ayer a la empresa que asuma las palabras que dijo en la reunión y que si creían que dificultaba cualquier posible negociación «que no lo hubieran dicho». Respecto a la reacción de la empresa por que él las haya hecho pública esa parte de la conversación, replicó: «Si les parece mal, que lo tomen a cucharadas, porque fue lo que dijeron. Peor me parece a mí que cierren».

Graciano Torre se ha mostrado desde el mismo instante en que se anunció el cierre de la fábrica escéptico sobre la posibilidad de que llegue a aparecer alguna compañía interesada en hacerse con las instalaciones de Suzuki y recolocar a la plantilla que va a ser despedida, cuya media de edad es de 44 años.