No era la primera vez que le ocurría, pero esta vez le sucedió fuera de Asturias y la situación se complicó al llegar al hospital. Una madre gijonesa denunciará en los próximos días al Servizo Galego de Saúde -el equivalente al Sespa en la comunidad vecina- por lo que entiende que fue un trato "negligente" hacia su hijo en el Complejo Hospitalario Universitario de Orense (Chuo). Según Trinidad Cañete, que es como se llama la denunciante, el personal médico del Chuo se negó a implantarle a su hijo, de 13 años y con parálisis cerebral, una sonda o botón gástrico, que previamente se le había caído, y tuvo que hacerlo ella misma ante la mirada pasiva del personal sanitario. "Fue surrealista", coinciden en señalar tanto ella como Carmen Martínez.

Todo ocurrió el pasado domingo 13 de agosto. Trinidad y su hijo Cristian se encuentran pasando unos días en el pueblo de Cadós. Allí se le cayó al menor -que sufre parálisis cerebral tras un problema en el parto por el que su madre estuvo litigando, sin éxito, con el Hospital de Cabueñes- su botón gástrico. Algo que a veces ocurre, cuando se desinfla o pincha el "globito" que tiene la sonda. "Cuando me pasa en Asturias, siempre vamos al HUCA y nunca hay problema, nos lo soluciona rápido el cirujano", asegura Trini Cañete. En estos casos, hay urgencia por volver a ponerle el botón gástrico a Cristian, pues el agujero en el abdomen se cierra con rapidez. El menor tiene una minusvalía del 92% y precisa de la sonda para la alimentación nocturna. En esta ocasión, el aparato se cayó "en una zona contaminada, por donde andaba el perro". Por ese motivo, Trinidad Cañete y su amiga Carmen Martínez llevaron a Cristian al complejo hospitalario de Orense.

"Le tapamos el agujero con una gasa y guardamos el botón para que pudieran ver cómo era y las medidas que tiene. Al llegar, mi amiga Carmen se quedó dando los datos de Cristian y a mí me mandaron directamente a urgencias de pediatría. Nada más decirle a la enfermera lo que pasaba, nos dirigió a un box y hablamos con el pediatra de guardia, que nos tranquilizó asegurando que tenían el botón para el cambio y que iban a llamar a un médico para que se lo pusieran. Me preguntó qué especialista se lo suele implantar y le dije que el cirujano es el encargado", cuenta la madre gijonesa de Cristian, quien tiene un hermano mellizo, Luis Miguel, que obtuvo en 2014 un reconocimiento nacional de un programa radiofónico por su abnegado apoyo a Cristian.

Trinidad Cañete describe "sorprendida" su periplo hospitalario en Galicia. "Se fueron a llamar al cirujano y cuando volvieron nos dijeron que el cirujano no iba a venir a ponerlo, que él no lo hacía y que iban a llamar al radiólogo intervencionista, quien tampoco vino a urgencias. Le comentaron el caso al médico de digestivo y les dijo que no había sonda de ese tamaño", asegura la gijonesa. "Después de una hora y cincuenta minutos, el agujero estaba ya casi cerrado del todo y si eso pasaba, tendría que entrar a quirófano para poder abrirlo", añade.

"Lo más surrealista viene ahora. Como allí nadie se hacía cargo de Cristian, les dije cómo se ponía el botón, pero nadie se atrevía. Con lo cual, no me quedó otra que intentar ponerle yo el botón con la ayuda de mi amiga Carmen, que en todo momento estuvo conmigo en el box. Pero el botón no entraba porque el agujero estaba casi cerrado del todo y el tamaño del aparato era más grande. Tuve que abrirlo con una sonda que me dio la enfermera de pediatría", narra Trinidad Cañete, que describe una escena kafkiana.

"En todo momento estuvimos con el pediatra y las enfermeras de guardia, pero estaban ahí parados, viendo cómo lo hacía yo sin hacerlo ellos, que son los expertos. Sólo teníamos a las enfermeras de ayudantes, pasándole gasas a Carmen para que fuera limpiando la sangre que le salía del botón, porque estábamos forzando para poder pasar la sonda para abrir un poco el agujero. Después de mucho forzar y de mucho sufrimiento para el niño, pude ponerle el botón gástrico y limpiar la zona de sangre", afirma.

Eso sí, al terminar las enfermeras le elogiaron tanto a ella como a Cristian, algo que no quita el "mal rato" que pasaron. "Fue uno de los peores momentos tanto para mí, como para mi amiga y mi hijo, porque nunca imaginé que tendría que terminar haciéndolo yo y de esta manera. El hecho no es que se lo tuviera que poner, sino que ningún especialista quiso venir ni siquiera a verlo. Me parece una vergüenza: no estamos hablando de ganado", sentencia esta madre de Montevil, que intentó poner denuncia en la comisaría orensana de Lagunas. Sin embargo, allí le derivaron a la vía civil, por lo que en los próximos días presentará denuncia en los Juzgados de Gijón, cuando regrese a casa junto con Cristian.