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PEDRO FANDOS RODRÍGUEZ | Geólogo en las minas de Hunosa hasta su jubilación en 2005

"Las evidencias geológicas de que hubo minería prehistórica son apabullantes"

"El Cantábrico pule como una lija, deja la roca guapa, pero no fractura ni responde a un patrón repetitivo: eso sólo lo puede hacer el hombre"

Pedro Fandos Rodríguez, ayer, en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, antes de su ponencia. MARCOS LEÓN

"Las cuevas son tan oscuras que me han abierto los ojos". Tanto que el autor de esta frase, el geólogo Pedro Fandos Rodríguez (abril de 1956, San Martín del Rey Aurelio), tiene una teoría: la de las "caverminas". Grutas en las que el hombre prehistórico ya explotó la minería. Toda una revolución si la ciencia aprobase lo que él considera como una nueva mirada con "evidencias apabullantes". El modelo, defiende el ex presidente del Grupo Coleccionista Minero Investigador y geólogo de Hunosa hasta jubilación en 2005, es mundial, aunque en Asturias están los mejores ejemplos. Aproximadamente son un millar. Fandos Rodríguez pronunció ayer en el Club de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón la charla "Constructores de acantilados".

- Utiliza el término "caverminas". ¿Qué son?

-Son cavernas que no están hechas por la naturaleza, sino por la inteligencia del hombre. Cuevas que fueron minas, en definitiva. Llevo doce años investigando sobre este tema y de momento no he visto a nadie que se atreva a hablar de ello. Estoy seguro de que mucha gente lo ve como yo, pero tienen miedo.

- Explíquese.

-Cuando empecé con este tema ya le dije a mi mujer: "Me voy a meter en un berenjenal increíble". Y fue así. En cuanto aceptas como artificiales las cuevas que tenemos en la costa, tiras una ficha de dominó que produce vértigo saber a dónde te puede llevar. Yo, como por suerte, no me debo a nadie, soy jubilado y tengo un gran punto de inconsciencia, me puede la curiosidad. Es tan evidente que hubo "caverminas" que otros geólogos lo ven pero callan. Y luego encima tratan de taparlo, como ya me pasó en muchos congresos. Yo sólo les digo que vengan conmigo al campo, que salgan de los despachos, cojan una mochila y un bocata, y vayamos a los pedreros.

- ¿En qué se basa para defender esta teoría?

-Responde a un patrón constante, sumamente repetitivo e inteligente. Se ve muy bien en las fotos de satélite. Y fíjese, lo que me llevó a mí a empezar con este tema fueron unas fotos aéreas que regalaban con LA NUEVA ESPAÑA en 2004. Había unas cuantas de la costa y reflexioné: "¿Pero esto qué es? Esto no es geológico, no pudo estar hecho por el Cantábrico". Porque el mar Cantábrico es una fuerza muy bruta, con una energía descomunal, pero ciega; no obedece a un modelo repetitivo. Y en cambio lo que yo veo sí. Hay algún geólogo que me replica diciendo que son fallas. Hombre, estuve 25 años trabajando con fallas, creo que a estas alturas sé lo que son. Esa focalización en un punto de las grutas es inteligente y el Cantábrico no funciona así. El modelo se repite de una forma apabullante y te lleva a dos conclusiones inaceptables para la ciencia actual. Uno, que fueron hechos de forma inteligente, es decir, por el ser humano. Y dos, en un tiempo muy remoto, antes de los neandertales. Estas evidencias geológicas no se limitan a la costa asturiana, aunque creo que el paraíso natural está bien dotado. Concretamente, la franja costera que va desde Gijón hasta la ría del Eo será el día que se reconozca mi teoría el mejor ejemplo del mundo. Pero, insisto, es un fenómeno global, lo que nos lleva a desechar a los romanos como actores de la gran minería.

- ¿Cuántas "caverminas" ha localizado en Asturias?

-Del orden de un millar, pero hay que tener en cuenta que a muchos puntos no he podido llegar. Yo voy hasta donde me permite la salud y, sobre todo, el mar. Tengo recorrido aproximadamente el 80% de la costa asturiana. Y una de las premisas que avalan que voy por el buen camino es que es un fenómeno predecible. Dentro de ese millar diferencio entre las que van siguiendo los estratos o las que los van cortando en transversal. Los modelos de mina y contramina son numerosísimos, tengo centenares de ejemplos.

- ¿Qué cueva refleja mejor la existencia de la minería prehistórica?

-Es que hay muchas. Los ejemplos más espectaculares hay que buscarlos en grutas de roca dura como la cuarcita. Porque cuando estás con rocas más blandas, como pizarras o calizas, todo es más confuso. Además, siempre va relacionado con un modelo en superficie de canales para conducir el agua y producir lo que yo creo que era un golpe de ariete; aunque es un misterio saber cómo se originaba. Evidentemente cuando iluminas algo, también hay sombras. Se trata de seguir mirando y mirando. Yo solo pido a los futuros científicos que tengan la mirada abierta.

- ¿Cree que algún día la teoría de las "caverminas" llegará a ser reconocida por la comunidad científica?

-Las evidencias son apabullantes. Lo que pasa es que hay gente muy dialéctica, filósofos que niegan lo que ves con tus propios ojos. Si es verdad que la vista también te puede engañar, pero hasta cierto punto. Creo que lo que estoy contando es muy coherente. ¿Que te desconcierta? Sí. ¿Que te rompe todos los esquemas? Sí. ¿Que ya no crees nada en lo que fuiste educado? Sí, que es mi caso. La palabra "cavermina" me la censuran en los congresos porque dicen que no tengo derecho a crear un neologismo. No, no, yo quiero que cuestionen la ciencia. ¿Quién ha hecho esas cuevas? Porque desde luego el mar no. El Cantábrico no trabaja así: pule como una lija, va dejando la roca muy guapa, con unos efectos preciosos. Pero cuando miras para el techo de la galería y lo ves todo fracturado, lleno de señales de haber tenido unos fuegos bestiales... ¿Cómo hace eso el mar? Hay además muchos jeroglíficos, mensajes escondidos. Sólo hay que ver con otra mirada. Y volviendo a su pregunta, creo que sí, algún día sí se reconocerá, aunque no me tocará verlo.

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