¿Qué pasará con la obra de la avenida de Pablo Iglesias que no ha quedado como se esperaba? A esto se destinará la multa a la empresa

Los "remates" a la reforma del próximo mes se completarán con una actuación del Ayuntamiento que incluirá nuevo mobiliario urbano

Estado de la obra de Pablo Iglesias a la altura del número 3, ayer.

Estado de la obra de Pablo Iglesias a la altura del número 3, ayer. / S. García / S. F. Lombardía

Las anunciadas cuatro semanas de plazo que ahora comienzan para que la empresa a cargo de la reforma de Pablo Iglesias subsane algunas de las deficiencias apreciadas en el entorno se completarán, también, con una actuación municipal para realizar "mejoras estéticas". Esta otra intervención, impulsada desde el Ayuntamiento, se financiará en parte con fondos propios y en parte con la multa que se le impondrá a la adjudicataria por haber entregado la obra, finalmente, con una semana de retraso. La obra ya se daba por terminada en la jornada del jueves y, por tanto, todo apunta que la penalización a cobrar serán los 4.300 euros que el gobierno local ya calculaba desde hace días. Dentro de esta actuación municipal, más allá de retocar algún acabado, se instalará también nuevo mobiliario público.

Fuentes del gobierno local reconocen "no estar contentos con el resultado" que, al menos hoy, se ve en la avenida. La obra está, sobre el papel, terminada, y por tanto la adjudicataria ya no afronta más penalizaciones –asumía una multa de 615 euros por día desde el pasado día 17, cuando terminaba el plazo–, pero dispone ahora de otras cuatro semanas para revertir las deficiencias que a juicio de los técnicos municipales deben resolverse. Es cierto que, aún ayer, se veían acabados que parecían más bien provisionales, como un tramo de cableado sujetado con bridas a una fachada que, según un vecino de la zona, llevaba así varios días.

Queda, por tanto, algo más de un mes para ver el resultado real de una reforma que, aunque "virtualmente" –en palabras de estas fuentes– está terminada, se recepcionará oficialmente a inicios de semana, pero por un asunto burocrático que no se achaca a la constructora, que ya está libre de penalizaciones. Más allá de este trámite administrativo, lo que queda ahora por delante son cuatro semanas –que empezaron a contar desde el pasado jueves– para corregir las deficiencias que el Ayuntamiento ya había anunciado que iba a reclamar en un informe municipal ya redactado. El aspecto actual de la avenida, por tanto, es aún mejorable y lucirá mejor dentro de un mes, pero desde el gobierno local, que ya se había comprometido a que el importe de esta multa repercutiese en la propia avenida, trabajan ahora en un plan paralelo, previsiblemente sencillo, para darle el último remate estético al vial. Si los 4.300 euros no llegan, se prevé también realizar una breve inversión de fondos propios.

La de Pablo Iglesias ha sido una obra larga y compleja y, a cuatro semanas para subsanar estas deficiencias, ya se sabe que la remodelación termina con una sensación un tanto amarga entre todas las partes. Más allá del descontento municipal por cómo luce hoy la reforma, tampoco la empresa adjudicataria está contenta con cómo se ha gestado la actuación, pero no por ellos. La entidad ya ha explicado que, a su juicio, ha habido un trato desigual entre ella y las otras dos firmas involucradas en la reforma, una de ellas contratada por la Empresa Municipal de Aguas (EMA) para las labores de saneamiento y otra encargada de la renovación del tendido eléctrico y de gas. Según la empresa adjudicataria –que asumió el grueso principal de la remodelación, la parte financiada con fondos europeos–, su retraso se debió al también retraso de las otras labores, sobre todo las de saneamiento.

El gobierno local, por su parte, concedió dos prórrogas –una de tres meses en noviembre y otra de diez días el mes pasado– y marcó, como último plazo posible de entrega, el pasado 17 de abril. La remodelación había comenzado en marzo del año pasado y, desde entonces, ha dejado un reguero de quejas en el sector comercial de la avenida, que lleva todo este último año lamentando el impacto que esta obra, que ya se sabía ambiciosa, estaba causando a sus negocios. Esta nueva actuación financiada con la multa a la empresa busca que, al menos, lo recaudado se invierta en la zona.

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