Primero, presas y embalses como fuentes de energía para un centro de Asturias que era su destino pero que tantas dificultades de acceso presentaba. Montañas del occidente asturiano con sus tesoros geológicos dentro. En su búsqueda, minas y canteras. Pueblos del occidente asturiano, cuyas casas parecen haber sido construidas siguiendo el impulso del niño que se agarra a la falda de su madre en busca de arraigo y protección. Crestas de montañas del occidente asturiano: atalayas soberbias que batallaron desde siempre con los juegos burlones de la niebla. Sin duda, Daudet hubiera emplazado gustoso en estos parajes su molino como refugio para escribir. Pero, de repente, se produce un cambio radical en la fisonomía de estos parajes que viene de la mano de los aerogeneradores, cada vez más omnipresentes y extendidos.

Allí donde la población pasiva supera con mucho a la que está en edad de trabajar; allí donde el descenso demográfico, más que acusado, es alarmante; allí donde la belleza del paisaje asombra al viajero, a poca que sea su sensibilidad estética, la izquierda plural y transformadora que gobierna Asturias muestra un frenesí imparable por convertir los altos de las montañas en enclaves para parques eólicos. Así pues, no hay ninguna duda: el occidente de Asturias se está convirtiendo en la reserva eólica del Principado. Tanto es así que hay ayuntamientos que están mandando parar, por mucho que tales parques supongan una fuente de financiación no desdeñable para las exánimes arcas municipales.

Ingenuo es preguntarse si se sigue algún criterio mínimamente argumentable. Lo tengo escrito más de una vez: no se trata de oponerse tajantemente a ello, pero parece razonable considerar que se tienen que establecer unos límites. Y no hablo ya del impacto ambiental, sino, sobre todo, del impacto paisajístico y su correlato; es decir, su repercusión en el turismo rural y en la hostelería, teniendo en cuenta las pocas actividades empresariales que se llevan a cabo en estas comarcas.

Montañas heridas por las canteras y coronadas con los aerogeneradores. Eso es lo que se encuentra el visitante que eleve la vista desde la parte baja de los valles. He ahí, en el occidente asturiano, el paisaje resultante de las políticas que se están siguiendo por parte de nuestro Gobiernín de la izquierda plural y transformadora.

A mayor despoblación, más se incrementa el número de parques eólicos. Cierto es que, hablando de la izquierda que nos gobierna, la coalición que lidera esa luminaria de la política que es don Jesús Iglesias muestra su disconformidad con esta proliferación de la que hablamos. Lo que no logro entender es por qué siguen los de IU en el Ejecutivo de Areces. ¿O es que resulta que hay que mantenerse en las consejerías concedidas para mantener, así, su oficina de colocación a los más leales? ¿Han conseguido desde su incorporación al Gobierno asturiano que las directrices de don Vicente cambiasen?

Reserva eólica. ¿Hasta dónde quieren llegar? ¿Acaso al punto de que todo el mundo abandone el occidente asturiano, camino del centro, si está en edad laboral, o camino de Benidorm si de jubilados se tratae? ¿Tan imparable es su afán en tal sentido que no tienen otro proyecto para las montañas del occidente asturiano que no sea la instalación de parques eólicos?

¿Qué argumentario se maneja al respecto? ¿Ayudan a fijar población? ¿Son considerables los puestos de trabajo que crean? ¿Se piensa en lo que destruyen, no sólo en términos paisajísticos, sino también en lo que se refiere a lo que pueden frenar, como dijimos más arriba, el turismo rural y la hostelería?

Energías alternativas, de acuerdo. Aun así, ¿tiene que concentrarse la mayoría de los parques eólicos en el occidente asturiano? ¿Qué es lo que lleva al Gobierno del Principado a seguir con este afán colisionando incluso con los criterios de algunos ayuntamientos?

Reserva eólica sin límites. Retrasos continuos en las obras de infraestructuras que están en marcha. ¿Qué tienen que decir al respecto los diputados autonómicos que accedieron al Parlamento asturiano por la circunscripción occidental? ¿Con qué discurso nos deleitarán, dentro de dos años, en la próxima campaña electoral?

Se ve que la resignación es grande, que los silencios resultan clamorosos, que el conformismo es ilimitado, que no hay apenas voces ni ecos que defiendan un legado paisajístico y ambiental por el que casi nadie parece preocuparse desde la vida pública.

Reserva eólica. Geografía de un abandono político que tiene nombres y apellidos. Sírvanos como desquite no formar parte de ese inventario y no avalarlo con nuestro silencio.