Acaba de llegar de Madrid, por una carretera donde todavía humeaban los cortes de los mineros y con el sabor reciente de una juerga con el Wyoming. Pero su cabeza (calavera) está ya encima del escenario que ocupará hoy en la Catedral. A partir de las once de la noche Jorge Martínez ofrecerá allí, dentro de la gira «Adiós, amiguitos», lo que promete ser el último concierto de los «Ilegales» en Asturias.

-¿De verdad?

-Sí, el último concierto de «Ilegales» en Asturias. Ya no va a haber más. Va a ser un día un poco cabrón, por el clima, pero qué vas a hacer.

-¿No se ve, a otros les ha pasado, hecho un yonqui de la gira de despedida, quedar colgado del adiós y no retirarse nunca?

-La gira es interminable, bueno, es muy larga, pero hay que ir a los sitios y tenemos fuertes presiones. A mí me hubiera gustado ver a «Los Canarios» en su momento y entiendo la posición del público, pero en este caso no va a ser así. Hay un nuevo proyecto claro que son «Los Magníficos».

-Pierde una buena marca.

-Todo tiene que acabarse en algún momento, tengo cincuenta y pico tacos y llega un momento en que las cosas las haces o no, porque la vida humana tiene unos límites y al Satanás la importa un pijo lo ilegal que seas. Hay una cita con él y hay que ir. Así que en breve se acabó lo de «Ilegales». Es una pena. Es mi grupo favorito, pero es para ofertar más cosas. Es bueno que se termine por esa razón. Vamos a poder hacer música, con «Los Magníficos», que requiere una serie de aptitudes que no se pueden pedir a otra gente, porque los cantantes de mi generación no dan ni la media para cantar en un karaoke. Me correspondía a mí hacerlo.

-El público siempre pide «esa canción-que-nunca-tocan-en-directo». ¿Habrá alguna sorpresa esta noche?

-El público es la hostia. Tú tocas cincuenta y pico canciones y siempre te dicen que no tocaste la que querían. Hemos grabado 126 canciones, si quisiéramos hacerlas todas reventaríamos. La garganta humana aguanta unas vibraciones determinadas y ya estamos yendo contra todas las leyes de la naturaleza, rozando lo imposible. Pero dentro del concierto habrá un miniconcierto con Juan Flores y Xuan Zem que me permitirá tocar «Ángel Exterminador», para que me dejen un poco en paz. Llevan doce años pidiéndomela y no quiero que me amarguen el resto de la vida.

-¿Se acuerda del primer concierto de «Ilegales»?

-En el Jardín, con «Rimel». Ellos no sonaron muy bien, nosotros sí. Ese año también tocamos en el Brujas, en aquel concurso [de donde saldrían las primeras canciones de «Ilegales»]. Algunos miembros del jurado pensaban en descalificarme porque me cargué una guitarra. Pero Pedro Bastarrica les dijo que no, que aquello era muy bueno.

-Y San Mateos lleva unos cuantos.

-Oviedo es una ciudad que siempre ha estado muy abierta a «Ilegales», estuviese quien estuviese en la Alcaldía. Es lógico. Queda en el centro de la región y que el grupo que más ha llegado toque con cierta periodicidad me parece un acierto. En Asturias no se suele hacer, pero bandas como «Medina Azahara» tocan mucho en Andalucía, en otras tierras son más dados a los profetas propios, aquí somos un poco envidiosucos, pero, bueno, todo lo que digáis que somos lo somos y aún peor.

- «Ilegales» / «Siniestro» llegó a ser un clásico de las fiestas.

-Ese cartel es un tiro en cualquier sitio de España, lleno garantizado y si sumas «Burning», overbooking seguro.

-¿Algún San Mateo que recuerde frente a otros?

-No recuerdo mucho porque en San Mateo juegas en casa y luego suelo beber, con lo que cuando llego a casa no sé si tengo que tocar al día siguiente o ya toqué. Una cosa que tenemos los asturianos es que bebemos mucho. Este es uno de los sitios donde más se bebe. El asturiano tiene una gran vocación de bebedor.

-¿Llegará la gira a América?

-Es un problema tremendo, porque el ecuatoriano no se pone de acuerdo con el colombiano, el colombiano no entiende al chileno y el chileno tampoco al mexicano. Sólo coinciden en que ninguno de ellos se entiende con el argentino. Estamos intentándolo.

-¿Hasta cuándo estarán colgados los trajes de «Los Magníficos»?

-Hasta el 2011 están en el sastre. Espero disminuir un poco el bandullu, porque no es traje para poner después de una buena fabada. Los pantalones son muy bonitos, pero muy estrechos, y si tienes que agacharte yo no llevo gallumbos. Una vez estuve cazando ranas en una piscina en Andalucía. Estaba llena, había de todos los tamaños y rompí los pantalones. Tuve que salir a tocar inmediatamente y los de primera fila me veían toda la huevada.

-«Ilegales» se va. ¿Qué deja?

-Bueno, aparte de la tendencia a barbarizar, la verdadera aportación de «Ilegales» fue hacer que la masa recuperara protagonismo, con frases como «levántate y lucha, esta es tu pelea». Era un joven y anfetamínico cantante el que pasaba estas proclamas. Se trataba de devolver a la masa un protagonismo que le había sido usurpado por todo tipo de personajillos inventados. Hacía falta eso e «Ilegales» lo hicieron. Las canciones no hablaban de tonterías.