La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LXVII Temporada de ópera

Las grandes voces ganan a la maldad

La apertura del ciclo del Campoamor con "Otello", de Verdi, se salda con un gran éxito de la soprano Maria Luigia Borsi, el barítono Juan Jesús Rodríguez y el tenor Robert Dean Smith

El mal y la inocencia triunfaron ayer artísticamente sobre las tablas del teatro Campoamor en la apertura de la LXVII Temporada de ópera. El mal de Yago, encarnado por el barítono Juan Jesús Rodríguez y la inocencia de Desdémona, según la soprano Maria Luigia Borsi. El drama "Otello", de Verdi, que sigue las líneas maestras de Shakespeare, dio su terrible lección en el preludio de las fiestas de San Mateo según una producción de Ópera de Oviedo que al final fue aplaudida por el público durante cinco minutos y seis segundos.

Calor en el ambiente y entre los aficionados. Disfrutaron. La escena se situaba en l940 sin que se sepa razón alguna para ese salto en el tiempo, con elementos y rasgos de la zarzuela más convencional. Pero Verdi pudo con todo y un trío de grandes cantantes logró que la velada fuese un éxito ya que a los dos señalados se sumó con éxito el tenor Robert Dean Smith, conocido y admirado en la plaza -hizo un gran Tristán hace tres años- que aportó novedades escénicas quizá a su pesar: el moro de Venecia en esta ocasión era blanco, con rastas y a veces llevaba la cara pintada como Rambo. El libretista Arrigo Boito sabía muy bien lo que hacía así que es inocente de las sorpresas surreralistas que vimos.

Desde "Roderigo, ebben che pensi?" Juan Jesús Rodrigo demostró que es un barítono de primerísimo orden. Aunque habitual en el Campoamor -ópera o zarzuela, viene todos los años- no deja de sorprender cada vez con su calidad siempre al alza.

En el dúo de Otello y Desdémona "Già nella notte densa s'estingue ogni clamor" la soprano Borsi confirmó la fama que le acompañaba y el tenor Robert Dean dio la medida de su gran calidad.

El Coro de la Ópera de Oviedo, dirigido por Patxi Aizpiri, siempre bien, incluso en las extrañas coordenadas temporales de ayer, con los cantantes disfrazados de harca miliciana. Y el maestro Yves Abel con Oviedo Filarmonía, ofreció la hondura verdiana con rasgos wagnerianos como hace poco demostró también en el Campoamor, Albert Boadella y su espectáculo "El pimiento Verdi".

El veneno de los celos hace su trabajo. Otello con Yago canta "Sì, pel ciel marmoreo giuro" -muy bien- la suerte de Desdémona y Cassio está echada.

Tras el descanso Desdémona canta excelentemente "Esterrefatta fisso lo sguardo tuo tremendo" y el drama se precipita con Yago dando y dando vueltas de tuerca a su fatal enredo y disfrutando de su siniestro triunfo mientras Otello ya no oculta en público su condición de brutal maltratador.

Final de partida, Otello se interesa por las oraciones de Desdémona -no se vaya a condenar: ay, el católico Verdi- y la estrangula a pesar de la insistencia de la víctima en su inocencia.

La trama se descubre pero es tarde. Otello se quita la vida y Yago huye triunfante tras negarse a pedir perdón. Apoteosis de sentimientos y buena música.

Compartir el artículo

stats