Un monolito de casi seis toneladas, hundido casi setenta centímetros bajo el suelo. Con la cruz de David tallada en la parte superior de la piedra y un mensaje directo inscrito en la placa conmemorativa: "Guardar memoria, conocer lo sucedido y nunca, nunca jamás permitir que se repita". Tras los daños que había sufrido el monumento anterior, situado en el Parque de Invierno, la comunidad judía de Asturias inauguró el domingo, en el Campo San Francisco, una nueva estructura en homenaje a las víctimas del Holocausto nazi.

"La piedra desnuda evoca un sentimiento muy fuerte y todos los que leyeron la placa nos felicitaron", destaca Aida Oceransky, presidenta de la Comunidad Judía del Principado de Asturias. Durante el acto se encendieron seis velas, cada una de ella como símbolo de homenaje y recuerdo. La primera; para los seis millones de judíos asesinados, la segunda; por el millón y medio de niños que el Holocausto se llevó por delante, la tercera; por los colectivos perseguidos por los nazis; la cuarta por los "Justos entre las naciones", que arriesgaron su vida para tratar de salvar la de los perseguidos; la quinta por los españoles fallecidos en los campos de concentración; y la sexta en honor a los supervivientes. Dos de las velas las encendieron Marisa Ponga (PSOE), concejala de Atención a las Personas e Igualdad, y Melania Álvarez, directora general de Atención a las Personas en el Principado.

Al pie del monolito los asistentes colocaron varias piedras al finalizar una jornada emotiva que, apunta Oceransky, emocionó a la comunidad judía: "Gracias a Oviedo, por habernos permitido situar el monumento en el corazón de la ciudad y dejarlo como seña indeleble de memoria y recuerdo de las víctimas".