De Lorenzo y Álvarez Areces llegaron a pactar un plan para soterrar el tráfico en 2006

Los proyectos de la Cruz Roja, Santullano y el parque lineal ponen en marcha una transformación de la "Y" que las administraciones han intentado llevar a cabo, sin éxito, en los últimos 25 años hasta en cuatro ocasiones

De la glorieta de la Cruz Roja al Mirador de Santullano

De la glorieta de la Cruz Roja al Mirador de Santullano

No habían pasado ni quince años desde la inauguración de la autopista "Y" –la primera gran vía de alta capacidad para conectar Oviedo, Gijón y Avilés– cuando el gobierno regional empezó a estudiar cómo se podía cauterizar aquella herida. La "Y" dejó otra forma de entrar y salir de Oviedo –más rápida– pero partió un barrio, Guillén Lafuerza, y acumuló el tráfico, la polución y el daño medioambiental a escasos metros de la iglesia de San Julián de los Prados, la joya del Prerrománico (siglo IX). Desde aquellos primeros planes hasta ahora, las administraciones local, regional y nacional han seguido tratando de cauterizar esa herida con distintos proyectos y sin éxito. Tras todos los planes fallidos que acumula la entrada a Oviedo por la "Y", el Ayuntamiento ha logrado poner en marcha ahora la primera fase de una transformación integral que reorganizará el tráfico, lo alejará de la iglesia, calmará los flujos, volverá a conectar los barrios y convertirá en bulevar peatonal lo que ahora, pese a ser ya una vía urbana con limitación de 50 kilómetros por hora, todavía tiene el aspecto y la dureza urbana de una autopista.

Después de su inauguración en 1976, el primer intento de arreglar el tramo urbano de la "Y" vino de la mano de Sogepsa, en 1991, con un proyecto para trasladar la fábrica de armas de La Vega que incluía la adecuación del entorno de San Julián de los Prados y su integración con el recinto fabril, convirtiendo la "Y" en una vía más del casco urbano. Tras aquel plan casi secreto, el Ayuntamiento, con Gabino de Lorenzo de alcalde, planteó por primera vez una losa para soterrar el tráfico en 1994, pero no contó con el apoyo del gobierno central. Diez años más tarde, en 2003, el ministro de Fomentos de entonces, Francisco Álvarez-Cascos, planteó deprimir el paso de la "Y" a la altura de Santullano y taparlo con una losa urbanizada como zona verde. Cambió el gobierno y el PSOE de Zapatero dijo que la Losa era inviable y que la solución para Santullano era la instalación de una pantalla subterránea elástica y flexible. Todavía Gabino de Lorenzo logró rescatar su idea y pactar en 2006 con el entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, una inversión regional de 28,8 millones de euros para construir accesos subterráneos entre la "Y", General Elorza, Víctor Chávarri y Adelantado de La Florida. La crisis económica y política que llegaría a los dos años se llevó por delante todo aquel planteamiento.

Al calor de los nuevos movimientos de urbanismo crítico surgidos tras el 2011, el alcalde Agustín Iglesias Caunedo llegó a convocar un concurso de ideas con procesos de participación ciudadana de los que salió como ganadora una propuesta que de nuevo incluía el soterramiento del tráfico. Otro cambio de gobierno y la captación de los fondos Edusi propició la contratación de un proyecto integral de conversión en bulevar de toda la zona. La imposibilidad de tramitar en tiempo y forma aquella propuesta llevó al actual equipo de gobierno a empezar de cero otra vez. Aunque se han aprovechado parte de los planteamientos de la última solución, la propuesta logra avanzar de forma práctica en la transformación del tramo urbano de la "Y", con la selección de tres proyectos realizables que avanzan la nueva fisonomía del ámbito.

Se plantea, así, en primer lugar, la ampliación y reordenación del tráfico de la glorieta de la Cruz Roja, que pasa a ser una gran plaza peatonal. En segundo lugar, una nueva rotonda, junto al Palacio de los Deportes, ofrecerá nuevos itinerarios y permitirá demoler el viaducto de Ángel Cañedo para sustituirlo por una alameda. Por último, se trabaja en la margen derecha de la autopista (sentido salida) convirtiéndola en una calle con recorridos ciclables y peatonales y rematando el otro extremo del ámbito con una nueva pasarela peatonal que conectará el barrio separado por la "Y" hace 47 años.