El renacer del Palacio de los Deportes: nuevo brillo para la joya de Ventanielles

La rehabilitación del pabellón diseñado por Sánchez del Río en 1975 llevará el aforo más allá de los 5.000 espectadores, mejorará el aislamiento y recuperará colores y materiales originales

El Palacio de los Deportes, con su cubierta gris original; en el recuadro, página de LA NUEVA ESPAÑA de poco antes de su inauguración. | LNE

El Palacio de los Deportes, con su cubierta gris original; en el recuadro, página de LA NUEVA ESPAÑA de poco antes de su inauguración. | LNE / Carmen Adams

El Palacio de los Deportes de Oviedo fue, desde su inauguración en 1975 y durante sus primeros años de funcionamiento, el lugar en el que sucedía todo: mundiales de hockey, campeonatos nacionales de atletismo, recitales de las estrellas de la música popular o torneos de tenis con las estrellas del momento. El ingeniero municipal Ildefonso Sánchez del Río dejó con este trabajo un hito en lo que a instalaciones deportivas del tercer cuarto del siglo XX se refiere, una estructura diáfana, casi cuadrangular, de cerca de 100 metros de lado, resuelta mediante piezas patentadas por el propio autor, las famosas dovelas-onda, que le han valido la admiración de los especialistas y el reconocimiento de los historiadores. Ahora, a punto de cumplir cincuenta años, el Palacio conserva su singularidad pero acumula una serie de achaques motivados por el paso del tiempo, reformas no del todo acertadas, la obsolescencia de alguno de sus elementos con los nuevos requerimientos normativos y la aparición de nuevas necesidades en la ciudad. Todo ello ha llevado a un ambicioso proyecto de rehabilitación y adaptación que encaja con la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) definida por el Ayuntamiento de Oviedo y que la Constructora San José, adjudicataria de la obra, está empezando a desarrollar.

En síntesis, se plantea una operación con un doble objetivo, una rehabilitación integral del equipamiento y una remodelación para aprovechar mejor el espacio que permitirá albergar más actividades deportivas con mayor confort. El requisito de ampliar su aforo actual para poder celebrar de manera regular competiciones de entidad nacional o internacional se verá cumplido tras la actuación prevista sin tener que recurrir a gradas suplementarias. Además, se prevé la posibilidad de generar espacios comerciales en las zonas exteriores que contribuirán a la dinamización del barrio, y se dotará al equipamiento de los correspondientes elementos que mejoren su accesibilidad.

Dentro de todo ese proyecto se incluye también la rehabilitación energética del edificio, parte sustantiva que entra de lleno en la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible (EDUSI) Conectando Oviedo 2016, cofinanciada por la Unión Europea con cargo al FEDER dentro del Programa Operativo de Crecimiento Sostenible 2014-2020. En este aspecto se atenderá en concreto los objetivos de Calidad de Vida y de Economía Baja en Carbono. Esas obras se dividen, a su vez, en dos, una intervención y mejora de la envolvente energética y un intervención y mejora de la eficiencia energética de las instalaciones térmicas. El objetivo final es una reducción de la demanda energética del edificio de, al menos, un 30%, y una merma de las emisiones de CO2 global en idéntico porcentaje.

Además, la intervención en el Palacio incluirá el desvío del colector que discurre bajo la edificación, uno de los puntos negros de la red de saneamiento, cuya modificación evitará nuevas inundaciones en el recinto.

El primer requisito planteado consiste en un aumento del aforo existente, y el proyecto de obra ha determinado que este objetivo se logrará con una excavación para descender el nivel de la pista 1,65 metros por debajo de la cota actual, la cual se encuentra actualmente 1,75 metros por debajo de la cota de acceso. Es decir, la nueva pista se situaría 3,40 metros por debajo de la cota de acceso. De este modo se construirían nuevos graderíos por debajo en el este y oeste, por debajo de los actuales, que mantendrían su configuración actual. En los fondos norte y sur, se construirán nuevos graderíos, como de hecho estaba previsto en el proyecto inicial, y los espacios acristalados situados en los fondos quedarán, así, independizados. Estos espacios se mantendrán para la práctica deportiva como se hacía hasta ahora, pero se habilitará un acceso directo desde el exterior por las nuevas cristaleras. Los nuevos graderíos se construirían en hormigón, con una disposición lineal que contrasta con los originales en curva, de manera a diferenciar ambas intervenciones.

El número de butacas quedará en 5.100 (casi el doble de las actuales), que es, por otra parte, el aforo que exige la ACB para acoger partidos de la máxima categoría del baloncesto nacional. Asimismo, la capacidad del recinto podrá aumentar hasta las 7.000 plazas en caso de acoger eventos especiales como conciertos. También se acondicionarán otra media docena de zonas para la práctica de "eventos de primer nivel" de otras especialidades deportivas como el boxeo, las artes marciales, el tenis de mesa o la halterofilia. La pista de atletismo desaparecerá del Palacio porque se construirá otra nueva instalación cubierta en la falda del Naranco, y la cancha central tendrá capacidad para albergar partidos, además de baloncesto, de otras disciplinas como el fútbol sala, el balonmano o el voleibol.

Los espacios situados bajo los graderíos donde se encuentran los espacios actuales destinados a vestuarios, aseos, oficinas y almacenes serían íntegramente remodelados para adaptarlos a las exigencias actuales. Estos espacios ya sufrieron en el pasado remodelaciones integrales y apenas conservan elementos originales.

La intervención de las fachadas, de gran calidad arquitectónica, tienen como premisa mantener o incluso recuperar su aspecto inicial. Así sucederá, en primer lugar, con parte de los pilares de las fachadas principales, que fueron pintados y que recuperarán su aspecto original de hormigón visto. En las carpinterías destacan unos cerramientos opacos con revestimiento de lamas de madera machihembrada, en buen estado pero de poca calidad y con distintas manos de barniz y pintura. Se sustituirán por nuevos listones de castaño con un tratamiento de envejecimiento natural. El resto de la carpintería original se renovará con una de acero galvanizado con rotura de puente térmico que permite una mayor esbeltez de la perfilería y poder utilizarla en las vidrieras.

En el apartado de revestimiento e impermeabilización, la cubierta es el elemento más débil térmicamente hablando, y por donde se producen las mayores pérdidas energéticas del edificio. Con la intervención que se propone, la tradicional techumbre abovedada del pabellón perderá su tonalidad verde (un cambio posterior de una intervención de 1980) para volver al gris original del hormigón, aunque no será ese material el que remate la cubierta. Los arquitectos han podido acudir a los deseos originales de Sánchez del Río para defender una cubierta de zinc-titanio, con la que el ingeniero hubiera querido rematar su Palacio si las soluciones técnicas de aquel momento lo hubieran permitido. Este nuevo revestimiento ligero se adapta perfectamente a la forma y curvatura de la cubierta y permite la colocación de una capa de aislamiento por la cara superior de la estructura. De este modo se garantiza tanto una perfecta impermeabilización que minimizaría el mantenimiento y a la vez eliminaría los puentes térmicos que conllevan a condensaciones. La cubierta quedará perfectamente protegida de la intemperie, aumentando su ciclo de vida, ya que este sistema tiene la enorme ventaja de permitir los movimientos de la estructura, y por supuesto el confort térmico interior que generará.