Jornada 35 de la temporada pasada, sábado 23 de abril de 2016: Real Oviedo 0-1Huesca. 13.949 espectadores en el Tartiere.

Jornada 35 de la actual temporada, viernes 21 de abril de 2017: Real Oviedo 1-1 Huesca. 16. 347 espectadores en el Tartiere.

La primera conclusión sale sola: un año justo después, ante el mismo rival y en la misma jornada, incluso en el mismo fin de semana y en la misma situación en la clasificación, el Oviedo reunió en el Tartiere a 2.389 oviedistas más en las gradas. Entonces, con Generelo en el banquillo, el Oviedo afrontaba el partido en zona de play-off frente al Huesca con 53 puntos, uno más de los que tenía el equipo de Hierro antes de jugar el duelo el pasado viernes. Porque esa es otra, hubo 2.389 oviedistas más con el partido en viernes.

El dato, que aparentemente puede resultar intrascendente, sirve para constatar que, llegada la fase decisiva del curso, este Oviedo ilusiona más que el de la pasada temporada. Sin los revuelos extradeportivos de entonces y lograda la paz social e institucional, el oviedismo está enganchado al equipo. La del Huesca fue, siendo viernes y sin entrada de acompañante, la tercera mejor entrada del curso tras Cádiz (18.281) y Getafe (17.623). La afición está dispuesta a empujar lo que haga falta y la prueba es que se celebró el empate como un triunfo.

El puntazo. Se celebró así porque el Oviedo defendió con uñas y dientes el botín. Y para eso el Tartiere es muy agradecido. Se puede ganar, perder o empatar, pero el alma siempre en el campo. El Oviedo no sólo aguantó con diez jugadores las embestidas de un buen equipo y las malas decisiones arbitrales sino que pudo y mereció ganar con el penalti de Toché. El punto fue puntazo definitivamente ayer. El empate del Tenerife en Soria (1-1) le dio más valor al botín del viernes. Ninguno de los siete primeros equipos de la tabla consiguió ganar. El Cádiz, quinto, sigue a un punto y el Getafe y el Tenerife, cuarto y tercero respectivamente, a dos. Todo abierto en una liga tan igualada porque la derrota del Girona (que sigue flaqueando peligrosamente) ante el UCAM ha acercado a nueve puntos el ascenso directo, con 21 por jugarse.

Un ojo en el calendario. 21 puntos, siete partidos. Al Oviedo le quedan cuatro "finales" fuera (Levante, Nástic, Córdoba y Elche) y tres en casa (Alcorcón, Zaragoza y Sevilla Atlético). Salvo el Levante, el resto de equipos iniciaron esta jornada de la décima posición hacia abajo, equipos de la parte baja ante los que los azules suelen sufrir. Los tres partidos que restan en el Tartiere tienen un poco de revancha porque ganaron al Oviedo en la primera vuelta en aquella etapa, ya superada, de las goleadas fuera.

La importancia de la plantilla. 35 partidos después, la mente suele sostener a las piernas, saturadas a estas alturas de competición. Las pruebas de que van pesando los partidos están en los últimos partidos: cayó Christian, luego Verdés, luego Varela, luego Borja Domínguez. Aquí aparece la importancia de la plantilla. Hierro ha intentado durante la temporada mantener el nivel competitivo de todos. Y, por lo visto en muchos duelos, lo ha conseguido. El sábado ante el Levante parece que tendrán que jugar por primera vez juntos Diegui y Fernández, los dos laterales. Ambos han demostrado que están preparados. Y eso es mérito del cuerpo técnico.

Arbitrajes. Que el Oviedo se siente molesto por las últimas actuaciones arbitrales quedó patente tras el partido de Lugo. El entrenador y algunos futbolistas expresaron su malestar de forma correcta y educada. No debería pasar nada porque los árbitros forman parte del juego, pero llegó el viernes y se volvieron a dar una serie de decisiones que perjudicaron el equipo, como si le estuvieran esperando. Hierro, casualidad o no, vio la primera tarjeta amarilla de la temporada justo después de su educada referencia a los árbitros en Lugo. Después del partido del Huesca, nadie del vestuario azul se refirió la labor arbitral.

Los otros golpes. David Alonso Mata, gerente del club, es un tipo muy querido en la entidad. Campechano y cercano, oviedista hasta la médula, entró en el club en los peores momentos y le ayudó a salir del barro haciendo de todo: de jefe de prensa a chófer. Remó donde hizo falta cuando hizo falta. Ayudó al club a sobrevivir. Conoce el Oviedo hasta el extremo. Siente el Oviedo hasta el extremo. La inesperada muerte de su padre, el periodista Celso Alonso Sanjulián, cayó como un jarro de agua fría en el seno del club. Hubo empleados realmente afectados, algunos al borde del llanto muchas horas después. Son los golpes que no se ven, pero que también influyen en una fase en la que cualquier detalle es importante. El Oviedo tiene desde el jueves un motivo más para volver: ver a Matina sonreír otra vez.