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Bodas de plata de una gran institución musical

Entre pensiones y sidrerías

La OSPA cumple 25 años de su primer concierto, en el teatro Campoamor de Oviedo, recordando éxitos y los difíciles inicios de un grupo de jóvenes de 25 nacionalidades

Jeffery Prentice, timbalista, también de EE UU, rememora "los ensayos que los hacíamos en el Conservatorio. Éramos de 25 nacionalidades distintas. Nos veíamos en pensiones y sidrerías, una locura. Nadie sabía español ni nada de la cultura española". Realizó las pruebas en su ciudad, Nueva York "me ofrecieron un contrato y me lancé a la aventura. Fui a ver en un mapa dónde estaba Asturias. Parecíamos una joven orquesta. Faltaba gente, no estaba completa. Tocamos a Orbón, Prokofiev y Dvorak. Salió bien. El público no nos acogió inmediatamente. Pero estábamos llenos de ilusiones. Tengo muy buenos recuerdos de aquellos inicios. Soy el único principal que ha sobrevivido de aquel arranque. Después con Max Valdés que tomó las riendas hicimos el repertorio estándar y todo fue muy bien".

Rafael Casanova, valenciano, procedía de la OSA "donde toqué durante seis años con el maestro Víctor Pablo Pérez". Percusionista, con él pasaron otros cuatro músicos de la anterior orquesta. "Hicimos un mes de ensayos preparando repertorio, con mucha emoción y muchísima ilusión. Pero nunca hubo el presupuesto necesario para desarrollar el gran proyecto inicial". Jantien Kassies, violinista holandesa, indica a su vez que "era todo nuevo, el de al lado nos perecía buenísimo. Fue un éxito porque el verdadero el éxito fue estar allí el primer día".

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