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Fondo Norte

El verano del escudo verde

Los rojiblancos afinan su puesta a punto en paralelo a los grandes de la Liga española

Los grandes, salvadas todas las distancias necesarias, llevan vidas paralelas. Hasta para iniciar el calendario más serio de los amistosos veraniegos. El Sporting se vio ayer ante un Athletic de Bilbao que pica alto. El partido no dio más de sí que lo simple amistoso de rodaje. Los vascos serán los primeros visitantes del Anfield del Piles. De madrugada comparecieron los discípulos de Zidane, que se midieron al París SG de Unai Emery, otro entrenador español que salta a la élite europea, porque, digan lo que digan, el club parisino es bastante más que el admirable Sevilla.

El Sporting afina su puesta a punto con las tareas pendientes por todos conocidas. Las tareas son importantes, y más en el verano del escudo verde. Las calles de Gijón se han llenado de golpe de ciudadanos y ciudadanas que lucen la camiseta negra del Sporting, la segunda o tercera, vayan ustedes a saber de los misterios del marketing, que incorpora un inédito escudo del club color verde. Una combinación ganadora, al menos en las estanterías de las tiendas oficiales de un club que vive feliz el verano del escudo verde. Ya sólo queda que esa felicidad se traslade al campo, donde tendrá que haber futbolistas de un nivel adecuado para asegurar sin agobios la permanencia obligatoria sin necesidad de esperar a la última jornada, cuando los rojiblancos del gran timonel se tengan que cruzar con el amigo entrañable, el Betis.

A Zinedine Zidane no se le escapan las ganas que tiene de incorporar a su plantilla al tantas veces citado Pogba, a quien ha puesto en el mejor escaparate posible un agente cargado de habilidad comercial. A la vista de los partidos que hizo en la Eurocopa no parece que valga los ciento veinte millones de euros que, al parecer, tendrá que pagar el club que lo quiera, llámese Real Madrid, llámese Manchester United del eterno Mourinho y de las Alas Pumariño. Los noventa millones que ha desembolsado la Juventus por Higuaín suenan a calderilla. El fichaje de Pogba aparece como la gran operación de un verano tan aburrido como la reciente Eurocopa de Francia, ganada para disgusto de tantos por el fenómeno de Madeira.

La realidad rojiblanca está muy alejada de las grandes operaciones, como la citada, o de los título continentales. La realidad se centra en cerrar una plantilla capaz de competir desde el primer hasta el último minuto de una temporada crucial para el futuro inmediato de un club que ha de consolidarse en la máxima categoría. Quizá el Sporting se haya alejado del borde del abismo donde estuvo tantos años y no hace tanto, pero no puede coquetear con la caída a la división inferior, donde residen el llanto y el crujir de dientes. El Sporting ha de caminar hacia la normalización institucional y económica, y para alcanzarla ha de ofrecer un rendimiento deportivo equilibrado. Habrá tiempo para todo, incluso para seguir a los futbolistas que se han ido en busca de fajos de billetes más pesados y a los que no han tenido otro remedio a la vista de los designios superiores. Designios que permiten mantener las buenas costumbres; por eso, si pregunto, ¿molesto?: Esuperio, ¿cuántos conejos te quedan en la chistera para llevar la calma a las buenas gentes rojiblancas, luzcan o no escudo de color verde?

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