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Vivir sin tocar el suelo

El avilesino Jean Roces, de 16 años, ha patinado en buena parte de las ciudades de España y es ya un referente del skate en la comarca

Jean Roces, sentado sobre su tabla de skate, en la pista de La Magdalena. RICARDO SOLÍS

"Vivo para ello". Así de conciso explica el patinador avilesino Jean Roces su pasión por el skate, un deporte que descubrió con 12 años y que, ahora que ya ha soplado 16 velas, le ha llevado a patinar en calles de gran parte del mundo y en grandes competiciones estatales.

Roces encontró una tabla de skate vieja por casa. Como desde su bloque veía una pista de rampas y circuitos repleta de patinadores avilesinos, se animó a bajar y probar su hallazgo con ellos. "Así empezó todo", resume. Cuando explica las partes de la pista de patinaje en La Magdalena, Roces se desplaza subido a la tabla. No parece querer tocar nunca el suelo. Su pasión por este deporte le ha llevado a participar en competiciones y quedadas de patinadores dentro y fuera de España. "No sabría decir en cuantas competiciones he participado, pero he estado en todas las principales quedadas de España. Suelo clasificarme y quedar en buenos puestos, por suerte", asegura.

París, Panamá, Portugal, Burdeos, Zaragoza y Madrid son solo algunos de los destinos que han tenido sobre sus adoquines las piruetas de Roces. "Me muevo siempre que puedo, me encanta grabar vídeos con patrocinadores fuera de casa, en plena calle", asegura. Nada es comparable, no obstante, a las calles de Bilbao y Barcelona. "Bilbao es el paraíso de los ramperos, de los patinadores que se manejen mejor en rampas. Barcelona es una calle que parece diseñada para skaters. Es un verdadero referente urbanístico", apunta.

La pista avilesina del Complejo Deportiva de la Magdalena tiene un diseño también "envidiable", según el patinador. "La pena es que esté mal conservada, pero la estructura general de la pista es muy buena para avanzar en un nivel medio. Después se te queda un poco corta, pero le saca mucha ventaja a las pistas que hay ahora en Asturias", asegura. Decenas de patinadores le saludaba en la pista, la mayoría con algún tipo de mote. "Aquí nos conocemos casi todos, los skaters de Avilés nos reunimos aquí prácticamente todos los días", explica, devolviendo los saludos y nombrando, de lejos, a sus patinadores más allegados.

Lo primero, no obstante, son los estudios. "No entiendo el estigma tonto que hace que mucha gente piense que los skaters no hacemos nada más que patinar todo el día", lamenta el adolescente, que aprovecha el saludo de un conocido para probar su teoría. "Ves, ese tiene la carrera y está currando. Y viene con la tabla todos los días. No tiene nada que ver lo uno con lo otro", sentencia. Él, por su parte, aunque quiere seguir patinando toda la vida, quiere estudiar un bachiller de ciencias para estudiar, probablemente, algo relacionado con la fisioterapia. "Me encanta el skate. Vivo para ello. Pero no pienso dejar de lado mi formación", asegura.

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