Jacqueline y Lee nacieron en el seno de una rica familia de origen francés. Su padre, John Bouvier, era corredor de bolsa en Wall Street y su madre, Janet Lee, era hija de un rico banquero y estaba obsesionada con el lujo, la etiqueta y los convencionalismos sociales.

Las dos hermanas crecieron en un ambiente de lujo entristecido por el alcoholismo de su padre, al que la gran depresión de 1929 dejó en una delicada situación, al menos para mantener el carísimo tren de vida de la familia. Eso sí, a las niñas nunca les faltaron sus caballos y perros, más cuando Janet volvió a casarse con el multimillonario Hugh Dudley Auchincloss, que se las llevó a vivir a Washington y que la condujo al altar, a falta de su padre, convaleciente de una gran borrachera.