Asturianos en San Martín del Rey Aurelio

Vente al Madison, desmádrate colega, échate con nosotros el pitillu de la risa

"Era puro rock, como pinchases disco igual te tiraben un vasu a la cabina"

Pedro Hernández Álvarez.

Pedro Hernández Álvarez. / Julian Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Pedro Hernández, técnico jubilado de Radio Nacional de España, legendario pinchadiscos de la discoteca Madison de El Entrego. Pedro Hernández, nacido en 1952, convirtió durante la década de los setenta, y hasta 1981, la discoteca Madison de El Entrego en el gran templo del rock de la Cuenca del Nalón. Por allí pasaron, a tocar en directo, grandes estrellas españolas del momento y, además, Pedro pinchaba sonados adelantos musicales que recibía de las discográficas por su trabajo en Radio Langreo.

–El Madison era el ambiente rockero por excelencia. En las otras discotecas se ponía la música comercial. «Crosby, Stills, Nash & Young», canciones de éstas tipo «Fiebre del sábado noche». Nosotros no pinchábamos ni «Boney M» ni nada así. Era todo rock. Yo acostumbré a la gente a ese tipo de música y si les ponía a John Travolta, igual te tiraban un vasu a la cabina, o la virgen, ¿me entiendes? Aquello era la hostia.

Habla Pedro Hernández Álvarez, nacido en Barros (Langreo) en 1952. Es técnico jubilado de Radio Nacional de España (RNE), aunque sigue colaborando con Radio 3 y, todas las semanas realiza un programa de dos horas en Radio Enol de Oviedo. En la década de los setenta este melómano empedernido, que conoce a todos los que fueron alguien en la escena musical asturiana, era el adorado pinchadiscos de la discoteca Madison de El Entrego, legendario templo del rock de la Cuenca del Nalón, hoy cerrado ya. Así lo vivió:

«Empecé a salir con 14 o 16 años. Sin que lo supieran en casa, encargué en una modista unos pantalones largos para poder entrar en el baile de Barros. Como conocía a los del baile, éramos medio familia, no pagaba y me dejaben pasar. Iba con los del grupo ‘Los Tharisman’, muy amigos míos. Andaba siempre con Juancho (Juan José Vega, actual presidente de la sociedad de festejos San Pedro de La Felguera), que tocaba con ellos y que es como si fuera mi hermano».

«Aunque tengo la discografía completa de Los Beatles, yo siempre fui de los Rolling, es más rock and roll. En la familia no tenía tradición musical ninguna. Más bien política. Mi madre era prima carnal de Manuel Llaneza (fundador del sindicato minero SOMA). Solo quedaron vivas las mujeres. A los hermanos de ella se los cargaron a todos menos a Ángel, que estuvo en los campos de concentración en Francia, pudo exiliarse a México y marchó con su primo Arístides Llaneza, el hijo de Manuel Llaneza. Por eso yo tengo cinco primos en México. La guardia civil dejó de visitarnos a casa cuando una hermana de mi madre se casó con un hombre que era capitán de la Guardia Civil. A partir de ahí la cosa cambió».

«Mi madre se llamaba Joaquina y mi padre Pedro, era de Tudela Veguín. Yo iba mucho por allí a ver a mi abuela los fines de semana. Y allí fue donde coincidía siempre y me veía mucho con Tinín Casal, porque estaba en los ‘Zafiros Negros’, el grupo que tenían allí».

«Yo sí me arrimé, de aquella época en la que había que dar la cara, al Partido Comunista. De hecho, el Madison era la única sala que, en la última media hora, antes de que muriera Franco, la dedicábamos a la canción política, nosotros la llamábamos la ‘canción popular’. Allí metíamos los discos de Luis Llach, de Labordeta, canciones que estaban prohibidas. Esa media hora la esperaba la gente. Allí estaban todos ellos, las juventudes comunistas, Chus Pedro, Manolo Peñayos (‘Nuberu’)».

«Antes de empezar en el Madison, en Radio Langreo yo ya hacía los programas de música con Jorge Serrano, el que hizo la conocida carpeta de Stukas (“Hazañas Bélicas”), que también tocaba la guitarra en ‘Los Tharisman’. Nos reuníamos en una cafetería pegada al teatro Pilar Duro de La Felguera que se llamaba Sugus. Al dueño lo calenté yo y se lanzó a hacer la primera discoteca de La Felguera, Beltistoy  Estaba más enfocada a parejas y música lenta. Empecé a pinchar allí».

Pedro Hernández Álvarez.

Pedro Hernández Álvarez. / Julian Rus

«Luego llegó Fernando Lavandera, Nandi, el que estaba casado con la hija de uno de los dueños del Somió de Langreo, en Barros, y me ofreció ir a El Entrego. Habían abierto el Madison y estaban metiendo sonido. Marché con ellos. Nandi llegó a tener cinco locales de música y baile. Tenían el Somió de Langreo, en Barros. Luego abrió el Madison, luego se hizo cargo de la Pista Linares también de El Entrego, el Triquitraque en Oviedo y Discoteca Clayton en La Felguera».

«Le dije a Nandi que iba a enfocar la música de otra manera. Como él tenía vistas a hacer más negocios, le dije que no podíamos hacernos la competencia a nosotros mismos con el mismo tipo de música comercial. Era 1972 o 1973. Así que empezamos a pinchar rock».

«En el Madison, estaba la cabina al lado de la barra. Cuando yo fui al año siguiente la colocaron arriba, al lado del escenario, en lo alto, en el aire, con dos banderas de ‘pirata’. El Madison había sido el cine Colón. Era grandísimo. No hicieron nada más que poner el techo falso con telas haciendo unas ondas para colocar las luces, lo demás era la pista de baile».

«No creía, cuando empecé a pinchar rock en el Madison, que iba a tener la aceptación que tuve. Se macizaba aquello. Venía la gente porque era el único sitio donde lo podía escuchar. Ambientar aquello era la hostia. Pinchábamos cosas muy atrevidas. A ver quién se atrevía en una discoteca a meter entera la canción ‘In a gadda da vida’, ‘Iron Butterfly’, que dura más de 17 minutos».

«Al Madison procurábamos llevar atracciones a primeros de mes, que era cuando la gente cobraba. Trajimos los primeros grupos de rock buenos que empezaron a venir a Asturias. Trajinos a ‘Triana’ dos veces. En 1975 y en 1977. Fue tal bombazo que, estando la gente dentro del baile, que no entraban más y hubo que abrir las puertas porque, si no, te las tiraban abajo. Vino ‘Asfalto’ em 1978 y fue otro bombazo. Y en ese año trajimos al grupo Coz, rock del bueno. Militaban en el partido comunista, por eso los trajimos. Al año siguiente se hicieron más comerciales, lanzaron ‘Las chicas son guerreras’ y ‘Más sexy’ y a nosotros eso ya no nos interesaba. Por semana también venían grupos de Asturias, pero eran escogidos. No valía cualquiera. De aquella, iban bastante ‘Los Linces’, porque tenían un buen repertorio de ‘Los Beatles’. También a ‘Stukas’, que iban casi todas las semanas, era el grupo que más solía ir a tocar al Madison. Fíjate si era importante el ambiente que teníamos que ahí conocí a Manolo García, el de ‘El último de la fila’ que estaba haciendo el servicio militar en Gijón y cuando podía iba al Madison. Se presentó allí un día e hicimos mucha amistad”.

«Grabábamos unas cuñas radiofónicas muy largas. Comenzaban con la sintonía de ‘En forma’ de Glenn Miller, entonces entraba Jorge Serrano y decía ‘Saludos desde El Entrego, la meca del baile’. Y yo metía una música comercial y empezaba a anunciar la Pista Linares, que era de los mismos dueños del Madison. Y Jorge continuaba: ‘Ven a la Pista Linares que hoy actúa (por ejemplo) la orquesta langreana y lo pasarás bien’. E inmediatamente yo fusionaba la música con el ‘Get Ready’ del grupo ‘Rare Earth’, que era la sintonía nuestra. Jorge decía: ‘Hey, colega vente aquí al Madison, échate con nosotros el pitillu de la risa, desmádrate. Podrás sonreír tanto como Adolfo Suárez’. Cosas así. Y terminábamos fusionando ‘Get ready’ con “En Forma”, y finalizábamos con ‘Saludos desde El Entrego, la meca del baile’. También les hicimos alguna cuña para La Osera, la discoteca de Blimea. Tenían de sintonía una música muy buena que era ‘Jessica’ de los ‘Altman Brothers’. Y la cuña terminaba: ‘Ven con nosotros y sabrás lo que ye volar’».

«A primera hora, mientras entraba la gente al Madison, me dedicaba a poner música de novedades para escuchar. Y eran discos que ellos escuchaban en primicia. No salían a la venta hasta una o dos semanas más tarde, me los mandaban las discográficas a la emisora. Te puedo decirte, por ejemplo, que cuando nosotros pinchamos en el Madison el ‘Sultans of Swing’ de Dire Srraits no los conocía nadie. Venían a preguntarme si el que cantaba era Lou Reed».

«Luego a las ocho empezaba a subir la música, metía el ‘Get Ready’, y saludaba a la gente: ‘hola, bienvenidos, comenzamos’. Luego metía música de metal música de metal y la gente desfilaba haciendo que tocaban el saxo y la trompeta. Y se ponían de rodillas como tocando la guitarra, era terrible. Había uno, que no sé si era de Barredos, que tocaba la batería se desarmaba allí solu, me cago’n diez. Luego tenía una hora dedicada a música lenta: metía ‘Pink Floyd’, ‘King Crimson’…».

«A la última media hora, como te dije al principio, la llamábamos ‘música popular y ahí metíamos todos los discos del sello Movieplay Serie Gong que me enviaba Gonzalo García Pelayo, que por entonces editaba a todos los cantautores. Ponía esas canciones y la gente pedía amnistía y libertad. Bueno, venía mucho la policía. Nos precintaron el baile dos o tres veces. Ellos decían que no era por esas canciones, que era por la poca luz que había en la parte de arriba del baile donde estaban las parejas. Pero era por la música, está clarísimo, era una cuestión política».