Alicia Bernardo Álvarez, apicultora y copropietaria de la empresa Lenamiel, asentada en Sotiello (Lena), se dedica desde 1986 a producir y vender miel, bajo la marca El Abeyar. Lo que comenzó como una afición se convirtió en una actividad profesional que fue creciendo hasta el punto de que ahora llega parte de su tesoro a Estados Unidos. Tal vez por eso, la apicultora gijonesa mira hacia el tratado de comercio euro-americano en ciernes con la visión amplia de quien se atrevió en su día a dar el salto. Para ello contó con la ayuda de la empresa COASA y de su presidente, Marino González.

En 1988, Alicia Bernardo formó una comunidad de bienes con otro socio y, años después, se incorporó el tercer propietario. La compañía explota 700 colmenas ubicadas en los Valles del Huerna y Pajares, en el concejo de Lena. La producción se centra, sobre todo, en la miel de castaño, un producto raro y escaso, que vuelve locos a los estadounidenses. El proceso es totalmente natural. La miel se extrae, se deja madurar unos días y se envasa en tarros de cristal y de barro, que son los que cruzan el océano.

"En el último pedido se fueron 1.200 tarros, que se venden en una conocida cadena de supermercados", comenta Bernardo. La experiencia americana le he servido para darse cuenta de que, cuando se hacen bien las cosas, llega la recompensa.

No se le olvida el día que le anunciaron una inspección de Sanidad, del Gobierno de los Estados Unidos. "Nos avisaron con antelación de que iban a venir y nos pusimos un poco nerviosos, porque no sabíamos que requisitos nos pedirían, ya que las legislaciones son diferentes, luego todo resultó muy bien", relata. En otra ocasión, mientras vendía miel en un puesto en el mercado de Gijón, se le acercó un joven de San Francisco que reconoció los tarros porque los compraba habitualmente en su ciudad de origen.

En el caso de Bernardo, aumentar la producción es complicado por la escasez de la materia prima. "Los castaños están enfermos y eso nos afecta", asevera. Además, a la empresa lenense también le afecta la misteriosa desaparición de las abejas que los científicos no se cansan de estudiar, sin llegar a una conclusión clara. "Es frustrante llegar y de un día para otro ver que la colmena se ha quedado vacía; lo suplimos repoblando con las habitantes de otras, pero es un problema que nos afecta mucho", indica.

Otra de las cuestiones que preocupan a los apicultores asturianos es la entrada masiva de miel que llega de China. Y es que el negocio no atraviesa su mejor momento. La legislación europea permite etiquetar mieles de fuera de la UE como "mezcla de mieles UE-no UE", sin indicar los países en los que fueron recolectadas. También ofrece la opción de etiquetar como "mezcla de mieles no UE", sin especificar si la miel comercializada proviene de China, Ucrania o Argentina, algo que induce a la confusión a los consumidores, tal y como denuncian los apicultores.