Los vecinos de Llaranes están acostumbrados a hedores sulfurosos, partículas en el aire, cielos tupidos... a lo que no están acostumbrados es a los amaneceres de "hazañas bélicas", como calificó el de ayer Manuel Suárez, empleado durante cuatro décadas en la antigua Ensidesa, ahora Arcelor-Mittal. "Tengo 76 años, pero nunca vi cosa igual, ni siquiera por la fábrica", comentaba al cruzar la plaza Mayor del popular barrio industrial, que creció a la sombra de la fábrica. También mostraba su asombro Álvaro Muñoz, del barrio de toda la vida, y Susana Cordero, que atiende una conocida tienda. El comentario fue unánime en toda la comarca, donde se vivieron imágenes impactantes en lugares como la playa de Salinas.

Es la hora del vermú y Suárez para en el bar de Álvaro Muñoz. Señala hacia "el Sol o la Luna" entre las nubes. "Esto no es normal", destaca. "Me han dicho que es cosa de los fuegos de Galicia y el Suroccidente y no doy crédito", prosigue. Muñoz, por su lado, explica que lleva toda la mañana limpiando la ceniza que caía "cada cinco minutos" en las mesas de la terraza de su bar. "En mis 24 años aquí, nunca vi semejante cosa", recalca.

Susana Cordero es del Pozón, pero reside en Llaranes desde hace 17 años. "Vivimos en la misma calle en la que está la estación medidora. Sabemos cuando huele a Baterías y esto de hoy no tiene nada que ver", confiesa. La tendera se levanta cada mañana a las siete de la mañana, a las ocho menos cuarto su hijo coge el autobús y ella tiene que abrir la tienda a las nueve. "Nunca en mi vida presencié esto", decía. A partir de las diez de la mañana, el cielo sobre el barrio de Llaranes fue volviendo a la normalidad. "Las películas de guerra son las que tienen estos cielos", recalcaba, por su parte, Manuel Suárez.