Los ovetenses urbanitas no pudieron salir ayer de la ciudad para irse de compras a Parque Principado o para pasar el fin de semana en su casa de la playa, pero tampoco se quedaron metidos en sus pisos protegiéndose del covid. Dicen los hosteleros consultados por este diario que el aislamiento de la ciudad llegó con un pan debajo del brazo y que hacía tiempo que no se hacían cajas como la de ayer. El Fontán hasta los topes, bandas de gaitas por el Antiguo, los comercios del centro con más actividad que un sábado cualquiera y las terrazas de los bares repletas. Una jornada con un tiempo agradable en la que Oviedo se echó a la calle sin reparos. "Al final hay más gente que nunca en todos los sitios. Hay un ambientazo", aseguraba a eso de la una de la tarde el camarero de una cafetería de la zona del Ayuntamiento.

Lo dicho, un ambientazo a la hora del vermú y un único tema de conversación aparte del clásico entre el Real Madrid y el Barcelona que se disputó a las cuatro de la tarde: los límites del cierre perimetral en el caso de Oviedo. En esos momentos todo eran especulaciones. Que si solo el núcleo urbano, que si todo el concejo... Pero a lo largo de la tarde el Ayuntamiento hizo oficial el mapa con las fronteras del aislamiento, un perímetro que se había perfilado por la mañana durante una reunión que tuvo lugar en Delegación de Gobierno con presencia de representantes de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad y de responsables políticos de las tres ciudades que permanecen cerradas. En ese encuentro se decidió cerrar la ciudad propiamente dicha incluyendo las alas, es decir, Las Campas y la Florida por el Oeste y La Corredoria por el Este. El límite del espacio confinado se establece, en el extremo oriental, antes del Nora, así que solo la parte ovetense de Colloto está afectada.

Las autoridades municipales también han incluido parte de las zonas rurales del norte y sur del municipio, con la idea de que durante estos quince días los ciudadanos no se vean obligados a concentrarse en las zonas verdes del centro y puedan dar paseos o practicar ejercicio al aire libre en otras zonas. Así, se incluye parcialmente la senda verde hasta su intersección con la autopista y por el Norte el monte Naranco hasta el monumento al Sagrado Corazón. También es accesible para los ovetenses la pista finlandesa. Los límites, por el Oeste y el Sur, también incluyen los términos de Latores y San Esteban de las Cruces (con el cementerio). Quienes se quedan fuera, por ejemplo, son los vecinos que viven en La Manjoya y la urbanización de Llamaoscura, un espacio llamado a ser un paraíso a cinco minutos en coche del centro.

No tardaron en aparecer las primeras reacciones políticas después de que se hiciesen públicos los límites del cierre perimetral. Cristina Coto, la portavoz de Vox en el Ayuntamiento, le pidió al Alcalde (Alfredo Canteli, PP) "que defienda ante Barbón" que los ovetenses puedan moverse libremente por todo el municipio. La edil de Vox hizo alusión a lo ocurrido en Avilés, donde se aumentó el cierre a todo el concejo. "Oviedo, al igual que Avilés, también tiene especiales características que justifican que los vecinos puedan moverse libremente dentro de su municipio sin necesidad de tener que pasar controles policiales de acceso y que éstos se circunscriban a las entradas y salidas fuera del municipio de Oviedo", dice Coto. "No es aceptable que por afinidad política se dé tratamiento de núcleo urbano a unas ciudades si y a otras no".

Mientras tanto, los ovetenses disfrutaron de la jornada por las calles y establecimientos hosteleros de la ciudad. Pedro Ramos y Ana de la Roza, por ejemplo, siguieron adelante con sus planes y se casaron en el Ayuntamiento. Se vieron obligados a reducir al máximo las celebraciones, pero después de haber venido desde Zaragoza, donde ambos trabajan, ya no era plan echarse atrás. "Somos los dos de Oviedo, ya teníamos la fecha cerrada y ya lo habíamos pospuesto en dos ocasiones anteriores, o sea que ya teníamos ganas. No han podido venir muchos amigos de fuera y tampoco otros que viven en Asturias en otras ciudades o pueblos. Es una pena, pero ha tenido que ser así", explicó la recién casada. Al final solo estuvieron catorce personas -las más allegadas al matrimonio- que tuvieron que disfrutar de un vino español cerca del Ayuntamiento repartidos en tres mesas diferentes para cumplir con la normativa. "Tampoco nos vamos a ir de viaje de novios, pero vamos a disfrutar durante una semana de nuestra propia ciudad, que tampoco está nada mal", añadió Pedro Ramos.

Susana Sánchez-Ocaña y su marido Tomás Álvarez se quedaron en Oviedo, no fueron a su casa de Tapia. No podían hacerlo, pero aunque pudieran tampoco es que estén muy por la labor. "Llevamos un mes sin ir. Primero lo hicimos por precaución y por responsabilidad y ahora lo hacemos porque no nos queda otro remedio", explica ella.

Otro matrimonio, el que forman Arancha Álvarez y Víctor Sanz-Yrazu, tampoco pudo salir de Oviedo para irse a su casa de Llanes. "Hay que cumplir con la ley para tratar de frenar esta enfermedad", afirma la mujer.

Los controles policiales -que se establecerán en las principales entradas y salidas de la ciudad- fueron ayer "meramente informativos", pero tanto los agentes de la Policía Local como los de la Nacional multarán si es necesario a aquellos que traten de saltarse la norma sin justificación.