Asturias registró entre enero y noviembre cerca de mil nacimientos menos que en 2018

La mortalidad cerró el año con un exceso de más de un millar de defunciones respecto a las "estimadas", el segundo dato más alto de la serie

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Asturias se encamina hacia la confirmación de que 2022 será su tercer año consecutivo con menos de 5.000 nacimientos y probablemente el tercero de su historia con más muertes, por detrás de 2020 y 2021. Los 4.394 partos contabilizados hasta noviembre son el resultado de un repunte casi insignificante de catorce respecto al mismo periodo de 2021, pero esta mínima luz en mitad de la tiniebla apenas se ve, oculta detrás del inusitado incremento que siguen experimentando las defunciones. La cuenta de los nacidos tampoco resiste ninguna comparación cuando se retrocede algo más en el tiempo y se comprueba que hace solamente cuatro años, al llegar a este mismo cierre de noviembre, habían nacido casi mil niños más.

De acuerdo con la última actualización de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), la diferencia entre los alumbramientos y las defunciones contabilizados en el Principado en los once primeros meses de 2022 arroja una pérdida de 8.337 habitantes en once meses. Es la segunda más negativa de toda la serie histórica en este periodo y únicamente se sitúa por detrás de la de 2020, la de los estragos provocados por la eclosión de la pandemia del coronavirus.

El dato de las muertes hasta noviembre, 12.731, es igualmente el segundo más elevado de la serie, igualmente por detrás del cómputo del aciago 2020, y da lugar a una resta por motivos vegetativos –atribuible a la estricta diferencia entre nacidos y muertes, sin contar aún los efectos correctores de los intercambios migratorios– que mantiene la media en 25 habitantes menos al día, prácticamente uno cada hora. El desequilibrio con el promedio de nacimientos por jornada, trece, es evidente, y los recuentos siguen rondando esas cifras en las que los muertos triplican a los nacidos, algo que también sucedió ya en el balance anual de 2020.

Para que se perciba el alcance de la penuria demográfica asturiana basta constatar que pese a la levísima tendencia al alza que ha llevado la natalidad a lo largo de todo el año 2022, Asturias registró de enero a noviembre casi mil nacimientos menos que en el mismo momento del año 2018 (5.263) y la diferencia supera con holgura los 2.000 si se compara con la de hace diez años. Igual de preocupante resulta el incremento de la mortalidad, una constante de este año que seguramente no será el más abundante en defunciones de la serie, pero probablemente sí el tercero, por detrás de 2020 y 2021.

Corrobora la tendencia a la escalada el recuento de 2022 que acaba de actualizar el sistema oficial de monitorización de la mortalidad diaria, el MoMo, que tutela el Instituto de Salud Carlos III. Trabajando con su metodología de estimaciones, y con las cautelas a que eso da lugar, esta herramienta asigna a Asturias un cálculo de "exceso de mortalidad" cifrado en 1.205 defunciones por encima de las "estimadas" con arreglo a los promedios de los años anteriores.

Este desfase es proporcionalmente superior al del conjunto del país, donde se ha registrado un exceso de 33.900 decesos en todo el año pasado, y duplica el consignado en 2021. El MoMo concentra los mayores excedentes de mortalidad en los meses del verano y singulariza las muertes atribuibles a la temperatura para dejarlas en un total de 173, que compone el dato más alto al menos desde 2015 y ubica en este caso los mayores recuentos en el invierno.

El primer avance publicado de la estadística que ordena las defunciones por sus causas, actualizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) al mes de junio de 2022, da una pista sobre el posible origen de un incremento que ha sido objeto de abundante inquietud y análisis en la región durante buena parte del año pasado. De acuerdo con este análisis, las muertes atribuibles al covid experimentan un ascenso significativo en la primera mitad del año –en otoño ya se habían registrado más que en todo 2021–, mientras que las cifras de las otras causas mayoritarias de muerte, sobre todo los tumores y las enfermedades cardiovasculares y del sistema circulatorio, apuntan hacia una cierta estabilidad.

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