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El corazón de Alcoa quiere volver a latir

Las últimas cubas de San Balandrán se apagaron en la medianoche del miércoles "Cada una tiene una historia, ha sido duro", explica la plantilla

Un trabajador en la rueda de colada de laminador, en 1972.

El corazón de Alcoa se paró en la medianoche del miércoles. Los trabajadores del turno de madrugada fueron los encargados de apagar la serie tres de electrolisis. Ya no les quedaba mucha tarea. Ante ellos, tenían las últimas nueve cubas activas. Sus compañeros ya se habían encargado en los días anteriores de las otras 135 de la serie tres. A última hora del 13 de febrero de 2018, quedó "muerta" la última cuba y se detuvo la fabricación de aluminio primario en Avilés, congelando 71 años de historia. "A las doce ya se dio la orden de cortar la corriente en la subestación. Cayó la tensión y se apagó todo", explica uno de los trabajadores de la aluminera que participaron en el apagón. Avilés ya no fabrica aluminio primario. Pero en San Balandrán confían en que éste sea solo un "hasta pronto": "Ahora toca esperar, confiamos en que se pueda rearrancar otra vez".

Esta ha sido la semana más dura para la familia aluminera desde el pasado 17 de octubre, cuando Alcoa anunció el cierre de las fábricas de Avilés y La Coruña, dos de los tres complejos que conserva en España (quedan activas las cubas del lucense de San Ciprián). Desde entonces, han dejado el resto por conseguir que la fábrica se mantuviese activa. No querían que las cubas en las que se obtiene el aluminio puro por un proceso electrolítico (muy intensivo en consumo eléctrico) se apagasen bajo ningún concepto. Mejor que nadie saben lo complejo y costoso que resulta reactivarlas. Lo vivieron no hace tanto, cuando una inundación en la subestación apagó de forma abrupta las dos series el 10 de junio de 2010. Los trabajadores temieron entonces que la aluminera no volvería arrancar. No solo se reactivó, sino que se consiguió en tiempo récord.

"Cuando una cuba se para, queda como muerta. Y tras cada una, hay una historia. Unas iban mal, otras bien, en alguna también hay anécdotas. Para nosotros son como criaturas", apuntó uno de los trabajadores de las series de electrolisis.

Y en Holanda, encienden

Y mientras las fábricas de primario de Avilés y La Coruña se apagan, en otros países se encienden. Ayer trascendió que la planta de Aldel (en Delfzijl, Holanda), que tiene implantada la misma tecnología que la de Avilés (Söderberg), se activa de nuevo tras seis años parada. El fondo York Capital adquirió la fábrica en noviembre de 2017. La planta pretende recuperar su nivel de producción anual (150.000 toneladas) y los planes pasan porque esté a plena producción a finales de este año.

El ruido ha dado paso al silencio en las series de electrolisis de Avilés, donde ahora continúan los trabajos de mantenimiento y limpieza. La plantilla espera ahora noticias de cómo se aplicará el plan de formación que afectará a los trabajadores de las instalaciones paradas. El martes habrá una reunión en la fábrica para tratar este asunto. Y el tiempo corre ya para encontrar un comprador que vuelva a hacer latir el corazón de San Balandrán.

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