El velero de Bañugues, vendido para que vuelva a navegar

Los náufragos se deshacen del barco que quedó varado en la playa gozoniega el día 1 y fue desvalijado horas después

Dos personas contemplan desde la arena el velero varado en Bañugues. | R. Solís

Dos personas contemplan desde la arena el velero varado en Bañugues. | R. Solís / S. F.

S. F.

Los náufragos del velero de Bañugues han vendido el barco. Y quien lo ha comprado lo ha hecho con la idea de repararlo y poder sacarlo de nuevo al mar, el medio del que nunca debió haber salido.

Sin embargo, esto depende de un análisis claro del estado en que se encuentra la embarcación, sobremanera, el casco, la parte más dañada tras el accidente de la noche del viernes día 1 de septiembre, cuando por razones no explicadas del todo, los dos tripulantes del velero –un noruego, dueño del barco, y un italiano, que le acompañaba– dicidieron que era buena idea fondear en la ensenada de Bañugues, donde apenas cubre nada.

El velero tiene diecisete metros de eslora chocó con la orza en el fondo arenoso de la playa. La orza es una especie de aleta con forma de triángulo rectángulo, cuyo cateto mayor se aplica y asegura exteriormente a la quilla del barco. O sea, una aleta de tiburón, pero sumergida.

El mal estado de esta orza fue más que evidente desde el primer día. También del timón. El domingo día 3 se intentó una operación de sacarlo y arrastrarlo al mar de nuevo para que fuera reparado en Gijón, pero ni los dos navegantes, ni Salvamar, ni los socorristas que participaron en la operación fueron capaces de concluirla de manera óptima.

Los dos navegantes consiguieron el apoyo de algunos vecinos para pasar la noche del día 3 en tierra. Lo que sucede es que entonces el barco fue desvalijado. La instrumentación electrónica desapareció del barco y las propiedades de los dos náufragos fueron removidas.

Este pasado fin de semana se había procedido a levantar un perímetro de seguridad por parte de la Policía Local alrededor de la embarcación tras la solicitud de sus dueños, lo que, en caso de infracción, derivaría en sanciones administrativas económicas. Con ello, se pretendía ahuyentar a más ladrones.

Los nuevos propietarios tienen que inspeccionar el estado en que se encuentra el navío que ha conseguido hacer de Bañugues un atractivo turístico en las últimas semanas del verano.

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