La malla de Luanco conquista a la judicatura: "Es especial llevarlo en la sala conmigo"

Las "wigs", las tradicionales pelucas que emplean en los tribunales británicos, son fácilmente reconocibles por casi cualquier persona. Menos llamativas pero igualmente representativas, son las bocamangas o "puñetas" que emplean los magistrados españoles. A diferencia de los "wigs" ingleses, que tienen una intención tradicional, en España, las "puñetas" sirven para diferenciar escalas. Por ello, pese a que las tiendas especializadas ofrecen variedades de alternativas "de serie", algunos magistrados optan por personalizar su atuendo y diferenciarse de resto. Es el caso de la jueza María Cobas, destinada recientemente al Tribunal Superior de Justicia de Extremadura. Esta luanquina quiso llevarse consigo para siempre a su villa marinera y para ello encargó unas "puñetas" únicas a toda una especialista y referente en la malla: Josefina Fernández Rodríguez, de ochenta años, y que lleva casi toda la vida ligada a la red y el hilo.

"Todo fue muy rápido. Me avisó en diciembre y me explicó que lo necesitaba para enero", comentó la artesana, quien aseguró que era "una locura" de plazo, pues para realizarlo se requieren "varios meses". Sin embargo, la veterana mallera se puso manos a la obra y logró tener a tiempo el pedido para que Cobas pudiese trasladarse con su toga impoluta y lista para comenzar su andadura en Cáceres.

"Nunca cuento las horas, porque primero hay que hacer la red. Es un hilo muy fino y empezar punto a punto. Desayunaba y trabajaba. Paraba para comer y volvía a ello", comentó la artesana, cuya preferencia es trabajar en casa con la televisión encendida "para pasar el rato", si bien matizó que, una vez llegan las partes más complicadas, su atención se centra "totalmente en la malla". Pese al encargo de noviembre, la relación entre Cobas y Fernández se extiende ya desde agosto, cuando un trabajo de la mallera estuvo presente en la boda de la magistrada. "La madre de mi mejor amiga me regaló el tapete de las arras y lo había hecho Josefina. Era finísima, nunca había visto nada igual", destacó Cobas.

Ascendida a magistrada en diciembre, rechazó la opción de recurrir a las opciones que ofrecen las tiendas especializadas y optó por la tierra. "Me imaginé la malla de Luanco en la toga. Estaba segura de que iba a quedar precioso", señaló la magistrada. Junto a su madre, acudió a visitar a Fernández para ver un muestrario de trabajos anteriores. "No quería nada recargado, y precisamente la malla de Luanco es que se ve el lino", comentó la jueza luanquina.

Pasadas las semanas y ya con las puñetas en la toga, Cobas pudo mostrar el trabajo artesanal de la mallera de su villa natal entre algunos compañeros, que quedaron "fascinados" con la obra. "Una compañera incluso me preguntó si podía encargar unas parecidas", recordó Cobas, quien valoró el trabajo "en tiempo récord" de la artesana. "Son únicas", explicaron tanto Cobas como Fernández, orgullosas de que Luanco sea reconocida más allá de la costa gozoniega. "No son las típicas fabricadas en serie. Nadie va a tener unas como estas", comentó Cobas. Tampoco su padre, Manuel Cobas, abogado, pudo lucir unas puñetas similares.

A punto de partir hacia Cáceres, Cobas apuró sus veinte días antes del traslado en Luanco, aprovechando las fiestas de Socorro a las que acude "siempre que hay ocasión", porque es su tierra natal, la que quiere llevar siempre con ella. "Mi tierra es Asturias y Luanco, y la malla es única de allí. Es un componente especial para llevar en la sala siempre conmigo", resumió la magistrada.

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