Víctor Raúl Pintado, maestro y pedagogo: "Mi libro ayuda a los padres y a los niños a gestionar la ira de la mejor manera"
"Hay críos que son más activos que el resto y creo que mi trabajo puede ayudarles, hay muchas técnicas"
Víctor Raúl Pintado, maestro y pedagogo, presentó ayer su último libro, "Mi cabeza es una lavadora", en la librería La Crisálida. Aunque la mayoría de sus trabajos están relacionados con la cultura y la etnografía, esta vez el avilesino ha dado el salto al campo del bienestar emocional con una obra que se centra en cómo gestionar una de las principales emociones, la ira. Con un relato que tiene a Ángel como protagonista, el autor explica de manera didáctica, sencilla y con lenguaje inclusivo algunas de las estrategias que se pueden llevar a cabo para tratar de gestionar de la mejor manera posible este tipo de situaciones. Todo, además, con una rima fácil que intenta ofrecer al lector un texto atractivo que le ayude a tener respuestas a sus problemas.
–¿Cómo surgió la idea?
–Todo lo que tengo publicado está relacionado con la etnografía, pero trabajando en el colegio hacía diferentes instrumentos didácticos para trabajar con los niños, pero nunca veían la luz. Hay alumnos que son más activos que el resto, y pienso que este libro puede ayudar a los padres para tratar de gestionar esas situaciones. En el momento en el que el niño pase por algo así, pueden echar mano del libro, donde hay diferentes técnicas que pueden ser muy útiles y didácticas.
–¿Qué tipo de técnicas recomienda?
–Le cuento alguna de las que salen en el libro. Existe una técnica clásica, que es contar hasta diez, pero le damos una vuelta a través de una canción, para que así sea más ameno. Para relajarse está también el "método Koepen", que se trata de una relajación muscular que busca crear imágenes en la mente de los niños para que así olviden lo que les hacía enfurecer y así se puedan relajar. Otra técnica se llama "el cepillo limpiador", una técnica cognitiva que se basa en pasar un cepillo imaginario por la cabeza, para, tras pasarlo, imaginar cosas diferentes a lo que estaba rumiando.
–¿Por qué esta temática?
–En el colegio trabajamos la gestión de las emociones y en el libro he decidido centrarlo en la ira. La idea es que cuando tengamos esa emoción tanto los niños como los padres sepan gestionarlo de la mejor manera, sin hacer daño a los demás y de forma positiva para ellos mismos.
–Para acercarlo más a los niños ha decidido incorporar al relato la figura de un gato.
–Es que muchos de los niños de mi colegio tienen gato en casa y es algo que creo que puede hacerles más amena la lectura. De hecho, en la presentación del libro acabamos con un gato de peluche, "Garabato", que fue pasando de niño en niño para que le diesen un mimo, ya que una de las enseñanzas que tiene el libro es toda la ayuda que aporta, como amigo, el gato al protagonista.
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