Documento de barbarie en Castrillón

La disolución de los patronatos municipales que promueve el gobierno tripartito

Rosa Rubio Domínguez

Rosa Rubio Domínguez

La noticia de que los patronatos municipales de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Castrillón van a ser disueltos por el actual gobierno municipal, el tripartito, es el último acto del enfrentamiento de la Alcaldesa con la cultura. Más de ochos años de persecución contra algunos trabajadores y un malestar continuo que ha afectado a todo el servicio. Algo fácilmente constatable observando cómo las programaciones han ido en detrimento de la calidad y cómo Valey Centro Cultural ha perdido peso específico en el ecosistema cultural asturiano. Lo mismo que ha pasado con las bibliotecas y los centros de recursos digitales (Telecentros), que agonizan por falta de interés de este gobierno.

No hay ningún motivo para la disolución de los patronatos, ni en aras de un mejor funcionamiento ni para ahorrar costes, como informó el anterior, y ya jubilado, interventor municipal.Muy al contrario, el nuevo organigrama del Ayuntamiento supondría elevar los costes del personal en medio millón de euros cuando los patronatos se encuentran en una situación inmejorable económicamente para afrontar cualquier programa o imprevisto. ¿Cuáles son los motivos para llevar a cabo a tres meses de las elecciones un tema de tal envergadura como es disolver los patronatos y aprobar una modificación del organigrama del Ayuntamiento?

Todos sabemos, como nos enseñó Walter Benjamin, que no hay ningún documento de cultura que no sea al tiempo documento de barbarie. La alcaldesa, Yasmina Triguero, y el portavoz del grupo municipal socialista y candidato del PSOE a las elecciones de mayo, Iván López Reguero, son, como ya manifestaron públicamente, los impulsores de esta medida. Pero no es lo mismo la apisonadora que sirve para nivelar el asfalto que la apisonadora política que practican con asiduidad y sin el menor sonrojo.

En este caso, además de los datos económicos hay muchos más motivos para la continuidad del Patronato Municipal de Cultura. A su carácter eminentemente técnico y especializado, como recoge la última modificación de los estatutos aprobada por el PP en 2006, habría que añadir la voluntad de facilitar la participación de los ciudadanos, su especificidad, la cultura tratada como un elemento singular, la descentralización que está en su esencia en una administración cada día más burocratizada, su capacidad para afrontar los desafíos culturales y la capacidad de mediación y gestión. Todo se perdería con la disolución y la disgregación de los trabajadores en el entramado administrativo del Ayuntamiento.

Pero como ya viene siendo habitual, el portavoz socialista, liberado de la UGT y candidato del PSOE, Iván López Reguero y la alcaldesa Yasmina Triguero Estévez no se han reunido con los trabajadores en estos meses desde que saltó a la prensa el tema de la disolución de los patronatos, y tampoco desde la propia concejalía de Cultura dependiente del PSOE se han presentado los informes requeridos por el delegado de personal, sin tener en cuenta, además, que las plazas de los patronatos están en medio de un proceso de consolidación que esta medida puede poner en riesgo. ¿Se puede tomar una decisión de esta envergadura en quince días y a tres meses de unas elecciones municipales? ¿Qué esconden estas prisas? ¿No hay nadie con un poco de lucidez en el grupo de gobierno? ¿No sería lógico abrir un proceso de debate sosegado tras las elecciones de mayo que impulse una reforma de consenso?

No viene la barbarie, la barbarie se encuentra instalada en el Ayuntamiento de Castrillón, con su exceso de razón, tan próxima a posturas despóticas, sin argumentos y tantas falacias en sus disertaciones. No se puede atemorizar con la llegada de los bárbaros. Ellos son los bárbaros. Quieren prender fuego a los patronatos como una imposición, demostrando que tienen el poder y lo ejercen. Y dejar una tierra quemada, tras tantos años, corporaciones, concejales de todo signo político y trabajadores, apostando por la cultura. El Patronato Municipal de Cultura es el mejor ejemplo de esta siembra en común.

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