No corren buenos tiempos para el tren de cercanías en Asturias, en el punto de mira por fallos, retrasos y quejas de los usuarios. Y el concejo de Carreño, que da nombre a una línea de vía estrecha, no se queda fuera del descontento general, en este caso con Feve. Las cercanías son uno de los medios para desplazarse desde el concejo de Carreño a Gijón, junto con el autobús, pero el único que enlaza con Avilés, lo que da idea de la importancia que tienen en el municipio. Una importancia que no se ve correspondida con la calidad del servicio, denuncian los usuarios.

La asociación de vecinos de Candás lleva mucho tiempo pidiendo un funcionamiento adecuado de la línea, pero hasta ahora sólo ha encontrado retrasos, anulaciones, desatención e inseguridad.

Esperar la llegada del tren de Feve es un acto de fe. En muchas ocasiones, llega con retraso, impidiendo enlazar con otros transportes. Y en otros casos, el tren, simplemente, no pasa. Vacaciones, bajas, averías... Las excusas son muchas, más que las quejas presentadas, pues los usuarios, como explican desde la asociación de vecinos, ya ni se molestan en protestar.

Las nuevas tecnologías están causando también graves problemas a los usuarios. La presencia de máquinas expendedoras y tornos ha eliminado al personal de los apeaderos y las personas mayores, muchas en este entorno rural, se encuentran con graves problemas para enfrentarse a "las maquinitas". Por ejemplo, a la hora de usar la tarjeta para mayores de 60 años, que les obliga a teclear los nueve dígitos de la misma. Pon y quita gafas, busca, intenta, falla... y el tren ha pasado. Antes había un lector de tarjetas que facilitaba la tarea, pero se ha cambiado el modelo y todo se complica, critican los vecinos.

A la falta de atención en los apeaderos se une la inseguridad, indican. Apartados de los núcleos habitados, no son el lugar más tranquilizador en horas nocturnas.

La asociación de vecinos de Candás denuncia también que tren y autobús, transportes públicos, no sólo no se complementan, sino que compiten en horas y trayectos, recortando la oferta.

Ante esta caótica situación, los vecinos de Carreño sólo confían en que el Estado siga manteniendo el carácter público y social de la línea, lo que evitaría eliminarla. También hay que confiar en que salga adelante el plan de vías de Gijón y las cercanías, el viejo Carreño, puedan subsistir y mejorar.