Quirós despide a Esteban Viejo, "catedrático" de la madera

El artesano de Tene, fallecido a los 91 años, deja una huella de hombre afable, buen conservador y siempre dispuesto a compartir sus conocimientos

Esteban Viejo con una de sus obras.

Esteban Viejo con una de sus obras. / Roberto F. Osorio

Roberto F. Osorio

Roberto F. Osorio

La sabiduría y la artesanía de la madera se quedan huérfanas en Quirós tras la muerte de Esteban Viejo, a los 91 años de edad. Este vecino de Tene era un extraordinario moldeador de figuras de madera y deja una larga estela de trabajos. Se le recuerda como un hombre afable, buen conversador y siempre dispuesto a mostrar sus conocimientos sobre el mundo de la artesanía.

Miembro de una familia numerosa, su padre y alguno de sus hermanos fueron expertos carpinteros en el concejo y fuera de él. Había muchos mimbres para que la madera fuera algo esencial en su vida. "Venía de una raza de carpinteros", destaca su sobrino Xulio Viejo, escritor y filólogo.

Esteban conocía el Aramo como si fuera su propia casa. Nacido en las estribaciones de esta sierra caliza, estaba orgulloso de su oficio de pastor. En los ratos de ocio, cuidando de sus ovejas y cabras, fue dando forma a la madera que encontraba. En su juventud, con una navaja y de forma autodidacta, hacía brotar figuras y formas en los trozos de madera. Era un excelente dibujante que disfrutó mucho cuando estuvo en el Museo del Prado contemplando las creaciones de los más grandes pintores. Pero lo suyo eran los nudos, los agujeros y las caprichosas formas que le brindaba la naturaleza y que le servían para hacer de todo. Pipas, cucharas, cuencos y también muchos rótulos salieron de sus manos para distintos establecimientos quirosanos. Fue su colaboración desinteresada con los vecinos.

Hace unos años, en 2015, en una exposición en el Museo Etnográfico de Quirós, sorprendió al público con unas tablas de los mandamientos que contenían un cuento de un pastor, además de otras piezas de gran complejidad y una gran obra que pensaba donar a una asociación de niños con Síndrome de Down. Esa figura permanece, a día de hoy, en la entrada del Museo Etnográfico de Quirós.

Han sido decenas de horas de trabajo minucioso y creativo que reflejan esa conexión tan especial que tenía Esteban con el mundo natural. Una sensibilidad y solidaridad que potenció ayudando a todos los interesados en conocer los trucos y secretos de los antiguos cesteros o de los constructores de herramientas del campo. Su taller siempre estaba abierto y dispuesto para todos los que se acercaran a disfrutar de sus enseñanzas, de su charla amable y sosegada, llena de la vieja sabiduría rural, esa que se pierde con cada hombre y mujer de esas generaciones anteriores a la Guerra Civil. Se va un referente, pero deja un gran legado en obras y en ejemplos de bonhomía y conocimientos ancestrales.