Entrevista |

María Teresa Álvarez; "Quiero que la Semana Santa de Candás recupere el interés que siempre tuvo"

"Es difícil contar con gente joven, pero la Salve tiene cada año nuevas incorporaciones"

María Teresa Álvarez. | A. G.-O.

María Teresa Álvarez. | A. G.-O. / Alicia García-Ovies

El éxito de la revista de la Semana Santa de Candás, que ya ha agotado su primera edición, no sería posible sin María Teresa Álvarez. La periodista y escritora es el alma de una publicación que cada vez llega a más gente y con la que intenta "proyectar la fe que tengo y contribuir a que la Semana Santa candasina tenga el interés que siempre tuvo".

–¿Dónde reside el interés de la revista?

–Muchas gracias por considerarla interesante. La nuestra es una revista muy normalita, pero hecha con amor y con deseos de aportar algo más que la enumeración de los actos que componen la Semana Santa. Pretendemos conocer los distintos caminos y poder reflexionar, desde ellos, sobre el profundo significado de estos días.

–Este año han elegido como temática los monasterios de clausura, pero han tocado diversidad de ámbitos.

–Sí, un año seguimos el comportamiento de las mujeres que acompañaron a Jesús al Calvario. Otro, fueron los jóvenes candasinos los que nos contaron a través de sus dibujos qué era para ellos la Semana Santa. Y el año pasado fue el arte, pudiendo comprobar como los artistas de diferentes siglos plasmaron la pasión y la muerte del Señor. También dedicamos una de las revistas a la poesía. Personas conocidas nos compusieron un soneto en el que manifestaban sus sentimientos para cada uno de los días del triduo pascual.

–Junto a la revista, la otra gran iniciativa es el concurso de relatos de la Cofradía Virgen del Rosario...

–Estamos muy contentos con la acogida que está teniendo. Este año hemos superado la participación, y la calidad de los trabajos ha sido muy buena.

–Usted reside habitualmente en Madrid. ¿Qué le lleva cada año a implicarse de esta manera en la Semana Santa candasina?

–Soy de Candás y siento Candás en lo más profundo. Con estas actividades pretendo que la Cofradía de la Virgen del Rosario, a la que pertenezco, tenga una proyección mayor más allá de la Semana Santa. Es una forma de proyectar la fe que tengo y contribuir a que la celebración candasina recupere el interés que siempre tuvo. Fue la única, junto a las de Villaviciosa y Luarca, que nunca dejó de celebrarse. Además, es especial porque está vinculada a la mar. Por eso no puede desaparecer, porque está ligada a la gente.

–¿Cómo se presenta este año la celebración?

–No contamos con ninguna novedad. Triduo musical, como todos los años, a cargo de la escuela municipal Miguel Barrosa, y las procesiones y celebraciones litúrgicas propias de estos días.

–¿Cuál ha sido su evolución estos años? ¿Cree que los vecinos la viven tanto como antes?

–La vida ha cambiado. Las cofradías contribuyen de forma muy especial a mantener viva la religiosidad popular, pero es difícil contar con gente joven, aunque existen algunas localidades que sí lo están logrando. Soy positiva y me agarro a cualquier cosa para animarme. Por ejemplo, el canto de la Salve Marinera sigue atrayendo a los candasinos. Cada año se registran nuevas incorporaciones.

–Sin duda, la Salve es el momento más especial en estos días.

–Creo que es una de las tradiciones que más nos une a los candasinos. Tiene una magia especial. A veces coincide con la hora azul del cielo. Y escuchar allí, en el silencio del Paseín, muy cerca del mar, el rezo a la reina de los mares es emocionante. A veces pienso que las personas que acuden por primera vez lo que más les impresiona y atrae es ver los rostros de los candasinos allí congregados.

–Lleva muchos años participando en la Semana Santa. ¿Cuál es su mejor recuerdo?

–Guardo recuerdos preciosos, pero destacaría dos. Cuando de niña recorría las calles de Candás rezando el vía crucis al amanecer del Viernes Santo, es una experiencia que nunca olvidaré. Siempre digo que fue entonces cuando se abrieron mis ojos a la fe. Y también recuerdo que al volver a escuchar el canto de la Salve, después de muchos años fuera, no pude contener las lágrimas. Todos mis seres queridos se hicieron presentes en aquellos momentos, era como si estuvieran a mi lado. Lloviznaba un poquito y las inquietas gaviotas revoloteaban nerviosas. Tuve la sensación de que ellas también querían sumarse a la plegaria a la Virgen del Rosario.