Langreo / Mieres,

P. CASTAÑO

Hunosa gasta al año más de 10 millones de euros en el mantenimiento de minas en las que ya no extrae carbón. La compañía estatal posee más pozos clausurados que en activo debido a los recortes impuestos por el Plan de la Minería pero se ve obligada a realizar labores de mantenimiento en muchas de esas explotaciones cerradas tanto por motivos operativos (algunas están comunicadas con pozos en activo) como medioambientales para evitar corrimientos de tierra, episodios de contaminación o inundaciones.

Según los datos que maneja la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), accionista universal de Hunosa, la compañía minera dedicó el pasado año 10,48 millones de euros a labores de mantenimiento de antiguas explotaciones de carbón. Ese gasto se incluye dentro de la partida destinada a actividades medioambientales, que durante el pasado año se elevó a 12,48 millones de euros. De esa cantidad, poco más de dos millones de euros se corresponden a actuaciones de prevención de la contaminación relacionada con las actividades de la minería, el tratamiento de los residuos y vertidos generados, y la descontaminación y restauración de espacios mineros ya explotados.

Hunosa posee minas en las que no extrae carbón pero en las que sigue realizado labores de mantenimiento porque las utiliza como pozos auxiliares de explotaciones en activo. En esos casos se mantienen operativos, por ejemplo, los sistemas de bombeo de agua que generan un alto gasto en energía eléctrica. Incluso en pozos que son inundados debe mantenerse un sistema de bombeo activo para los casos en los que el agua supere determinados niveles.

Recientemente Hunosa ha iniciado la inundación de los pozos cerrados de Pumarabule y Mosquitera, cuyas galerías se extienden por los concejos de Siero y Langreo, y está realizando un seguimiento y control permanente del proceso. Con la inundación de los pozos se descartan otros posibles usos que se habían planteado para esas minas como la extracción de metano, pero se ahorra un importante gasto energético. Actualmente Hunosa está realizando estudios encaminados a eliminar o minimizar los bombeos en pozos cerrados.

Con respecto a la restauración de terrenos afectados por la actividad minera, Hunosa realizó el pasado año una repoblación forestal de 25 hectáreas en la antigua explotación a cielo abierto de El Cantil, en Mieres, donde plató un total de 25.000 árboles (pinos, abedules, serbales, tilos y plátanos) con una inversión superior a los 200.000 euros. Esta actuación se incluye dentro del plan forestal de Hunosa, que pretende recuperar la calidad ambiental y paisajística de superficies afectadas por la explotación minera, disminuyendo el impacto visual de los taludes restaurados y recobrando el potencial forestal de esas zonas. Además, esos árboles supondrán un sumidero de CO2 en una zona con importantes emisiones debidas, entre otras causas, a la producción de energía eléctrica en centrales térmicas.

Además, se continuó rellenando con estériles el hueco de la antigua explotación a cielo abierto de La Matona, en el cordal que une Langreo y Mieres, y se procedió a la estabilización de taludes, revegetación y drenaje de agua. Asimismo, en las zonas ya restauradas se desarrollaron trabajos de mantenimiento y conservación con el fin de mejorar la estabilidad de la restauración realizada, mejorar el impacto visual y reducir los efectos erosivos.

No fueron las únicas actuaciones medioambientales que llevó a cabo la empresa estatal minera durante el pasado año. Así, para mejorar las calidad de las aguas que vierte a los cauces públicos, automatizó la planta de tratamiento de aguas residuales de mina del pozo San Nicolás, en Mieres, y se pusieron en servicio dos depuradoras compactas de oxidación total para aguas residuales de aseos en los pozos Sotón, en San Martín del Rey Aurelio, y Santiago, en Aller. Asimismo se ejecutó la canalización a la red municipal de las aguas residuales de los aseos del pozo Candín, en Langreo.

Buena parte de los desarrollos de I+D+i que está llevando a cabo Hunosa tienen como finalidad la mejora medioambiental. Destacan entre ellos el proyecto de la planta piloto de un megavatio para la captura de CO2 que se está construyendo en la central térmica de La Pereda (en colaboración con la compañía Endesa y el Instituto del Carbón del CSIC y con financiación del VII Programa Marco de la Unión Europea) o el proyecto para el aprovechamiento de la energía geotérmica de subsuelo a partir de agua evacuada de las minas, que está poniendo en práctica para abastecer de energía desde el pozo Barredo a los nuevos edificios de campus universitario de Mieres y al nuevo hospital comarcal Álvarez Buylla, en Nuevo Santullano.