Las Cuencas exploran la veta del turismo

Touroperadores y expertos en el sector visitan las instalaciones mineras del Caudal y del Nalón de la mano de Hunosa

María Fernanda Fernández explicando a los expertos  la historia del Pozu Santa Bárbara bajo el castillete de la explotación en La Rabaldana, Turón. | D. O.

María Fernanda Fernández explicando a los expertos la historia del Pozu Santa Bárbara bajo el castillete de la explotación en La Rabaldana, Turón. | D. O. / David Orihuela

David Orihuela

David Orihuela

Valentina Ormazábal tiene una empresa turística en el valle de Sakana, en Navarra. Ayer llegó con su coche al aparcamiento del Pozo Santa Bárbara, en La Rabaldana, Turón, y lo primero que se le vino a la cabeza fue "una fábrica abandonada", un espacio industrial en declive como los que ya ha visto en Navarra y en el País Vasco. Pero se dejó seducir y apareció "la nostalgia", esa que le generó la explicación de María Fernanda Fernández, responsable de la consultora Pozu Espinos que ayer ejerció de guía a los touroperadores y expertos del sector turístico que estos días visitan las cuencas del Nalón y del Caudal dentro de la programación de Fetumi, la Feria de Turismo Minero de Hunosa.

Guarecidos de la lluvia bajo el castillete del Pozo Santa Bárbara Fernández explicó a los visitantes que "aquí se enterraron muchas cosas pero también están saliendo otras muchas". En su repaso a la historia de la industria minera en la cuenca del Caudal, la experta apuntó de lleno a esa nostalgia de la que más tarde hablaba Ormazábal al explicar que sin la minería del carbón no hubiese existido la industria pesada del País Vasco. De hecho, como destacó Fernández, el Pozo Santa Bárbara estuvo desde su origen ligado a capital vasco.

"Al principio pensé en una fábrica abandonada pero es verdad que esto nos trae muchos recuerdos de una industria que fue muy importante en nuestros territorios y que está desapareciendo", desarrolló Ormazábal tras la visita de La Rabaldana. La empresaria navarra habló entonces de "turismo de nostalgia" aunque también subrayó "el altísimo interés cultural que tienen instalaciones de este tipo". Un interés cultural que llevó al Pozo Santa Bárbara a ser el primer pozo minero de España en ser declarado Bien de Interés Cultural. El día acompañó y poco después de que el autobús se detuviese a la entrada del pozo empezó a llover, como queriendo dar la bienvenida a los visitantes. En ese momento fue cuando María Fernanda Fernández explicó que el Pozo Santa Bárbara estuvo operativo desde 1910 hasta noviembre de 1995 y se detuvo en la construcción de la sala de máquinas, obra del arquitecto Ildefonso Sánchez del Río. También explicó que la arquitectura minera tiene ahora mucho de "monumental" como se puede apreciar en el castillete bajo el que se recibió a los visitantes y que tiene 32 metros de altura. "La profundidad de la explotación bajo nuestros pies llega a los 490 metros", apuntó la historiadora.

La comitiva se dirigió entonces a la sala de compresores, uno de los iconos de la actividad cultural en Asturias. Allí permanecía aún el cartel de "Voladuras controladas", la intervención del escultor Herminio clausurada recientemente. Ese cartel sirvió de percha para explicarles a los operadores turísticos que las dos instalaciones artísticas desarrolladas en esa sala han superado las 3.500 visitas, "algo impensable para un lugar como este al que ha venido gente en días de pleno invierno con granizo a ver una exposición atraídos por el arte pero también por el propio espacio", explicó Fernández.

Esas son las claves que apuntó Paco Huertas, responsable de turismo de Hunosa, que entiende que "tenemos el compromiso de reconvertir en recurso turístico el desamantelamiento de una industria como la minería". Además del Pozo Santa Bárbara, Huertas puso como ejemplos la visita al interior del Pozo Sotón, el turismo familiar del Ecomuseo de Samuño o el museo de Arnao, "la única mina bajo el mar". "Hay para todos", apostilló.

Suscríbete para seguir leyendo