Ernesto Burgos rescata del olvido la vida del revolucionario "que pegó más tiros"

El historiador publica un libro dedicado a Jesús Ibáñez, al que considera el personaje "más interesante" de Mieres a comienzos del siglo XX

La ficha policial de Jesús Ibáñez, vista por Alfonso Zapico.

La ficha policial de Jesús Ibáñez, vista por Alfonso Zapico. / Alfonso Zapico

Ernesto Burgos, tanto como un historiador, es un fino degustador de relatos. Gracias a su exquisito paladar para las narraciones, los mierenses han descubierto relatos del devenir del concejo que bien podrían confundirse con leyendas inventadas. Pero la acreditada trayectoria de Burgos ofrece garantía de fidelidad. El escritor recoge en su último libro la increíble biografía de Jesús Ibáñez, uno de los revolucionarios mierenses más activos durante el primer tercio del siglo XX. Este anarco-sindicalista llegó a frustrar un atentado contra Manuel Llaneza, fundador del SOMA, enfrentándose a los compañeros que plantaeban el asesinato. "No era yo hombre de venganzas puercas", señala el propio Ibáñez en su autobiografía no publicada, "Memorias de mi cadáver", escrita poco antes de que en 1948 falleciera exiliado en México. Aún así, su trayectoria lo convierte muy posiblemente en el revolucionario mierense que más apretó el gatillo.

Ernesto Burgos, con su nuevo libro.

Ernesto Burgos, con su nuevo libro.

El libro que Ernesto Burgos ha dedicado a Jesús Ibáñez muestra a un revolucionario "bebedor y mujeriego", por momentos sanguinario, pero dotado de un enorme carisma y determinación. "A mi juicio se trata del personaje más interesante de la historia de Mieres y que, sin embargo, no conoce apenas nadie", señala Burgos. El historiador recoge en su trabajo numerosas anécdotas ligadas a la trayectoria vital de Ibáñez, algunas de ellas narradas previamente en sus colaboración con LA NUEVA ESPAÑA a través de la serie "Historias heterodoxas".

Jesús Ibáñez nació en 1889 en Urbiés y murió en el exilio mexicano en 1948, después de haber intervenido intensamente en muchos de los acontecimientos políticos de estas décadas en Asturias, España y Europa. Ernesto Burgos ha bebido abundantemente de la autobiografía del personaje, la ya citada "Memorias de mi cadáver". Pero lo inconcebible de algunas de las vivencias le obligó a confirmarlas en varias fuentes. "En muchas ocasiones resulta casi imposible aceptar que un hombre que estuvo en tantas salsas permanezca en el olvido de sus paisanos", señala Burgos.

Jesús Ibáñez era carpintero de oficio y no acabó los estudios de Primarios. Pese a ello, acabó escribiendo en varios periódicos y publicando libros. "En el ámbito político, empezó siendo socialista, después se hizo sindicalista, más tarde comunista, y, finalmente, como un hijo pródigo, regresó al redil socialista", apunta Burgos. Ibáñez vivió varios años en Rusia, con el encargo de la CNT de recabar información sobre el funcionamiento de la Asociación Internacional de Trabajadores. Llegó a tratar con Lenin y trabajó como traductor del ruso al español. Pese a su escasa formación académica, llegó a dominar con soltura varios idiomas, ya que también aprendió francés y portugués.

El libro de Ernesto Burgos repasa toda la trayectoria vital de Jesús Ibáñez, deteniéndose en numerosos episodios de su actividad en Asturias y más concretamente en las cuencas mineras. Apoyó la constitución del Sindicato Único de Mineros de Asturias (SUM), que buscaba aglutinar las secciones izquierdistas del SOMA. Los enfrentamientos entre los socialistas y la minoría comunista llegaron en muchas ocasiones a la violencia física. En plena dictadura, Primo de Rivera, necesitado de un aval obrero, se había acercado hacia las posturas del SOMA, ofreciendo a su dirigente Manuel Llaneza convertirse en ministro de Trabajo, y aunque no había aceptado el cargo, los críticos de la organización afearon abiertamente la connivencia de su líder con el general y acabaron siendo expulsados.

Jesús Ibáñez participó incesantemente en mítines que reclamaban un nuevo sindicato. "Su estancia en Rusia le otorgó mucho prestigio como periodista y escritor que aprovechó en su retorno a España", destaca Ernesto Burgos. Pero sobre todo fue un hombre de acción: "No creo que haya ningún otro revolucionario que haya pegado más tiros que él", asegura el historiador. En el libro que acaba de publicarse la sangre está muy presente. Los tiroteos formaron parte de la manera de entender el sindicalismo de este anarquista que confrontó con el socialismo sin llegar nunca a repudiarlo: "Al no tener una gran organización detrás, su legado ha quedado en el olvido", explica Burgos tras corregir en parte la omisión. El libro se presentará el próximo miércoles, 20 de septiembre, en la Casa de Cultura de Mieres.

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