Opinión

Anxelu, un revolucionario de la risa

La vida y la obra del autor de monólogos más popular de la literatura asturiana

Ángel Menéndez Blanco, conocido como "Anxelu", podría considerarse como un tesoro cultural de la región, un intérprete que, de alguna manera, sigue los pasos de Tespis de Icaria, el primer actor reconocido de la historia. Aunque este caso es más reciente y geográficamente distinto, podemos afirmar que nuestro protagonista de hoy también ha dejado una huella imborrable en el panorama artístico.

Nacido el 1 de marzo de 1899 en Villallana, en el concejo de Lena, era hijo de Alberto Menéndez García y Benigna Blanco Blanco. Trasladó su residencia a Mieres durante su infancia, estableciéndose específicamente en la parroquia de Santa Cruz. Su vida estuvo marcada por las realidades laborales de la época, ya que, como muchos jóvenes de su generación, se unió a la Sociedad Hullera Española a la temprana edad de 13 años. A pesar de las limitaciones educativas de la época, Anxelu mostró desde joven sus dotes artísticas, destacando por su habilidad para la versificación espontánea. Una practica que a día de hoy vuelve a estar de moda, ya que guarda similitudes con las batallas de gallos que captan la atención de numerosos jóvenes en la actualidad.

Además de su trabajo en la mina, regentaría un pequeño taller de carpintería hasta 1934, demostrando sus habilidades polifacéticas. Su trayectoria en la empresa minera lo llevó a desempeñar diversas funciones, concluyendo su carrera laboral como vigilante antes de su retiro en 1955 debido a la silicosis, como tantos y tantos otros mineros debido a la exposición al polvo de carbón. En el ámbito personal, construiría una familia al casarse con Consuelo Cachero Suárez, originaria de Santa Cruz de Mieres, con quien tuvo cinco hijos: Estela, Ángel, Piedad, María del Rosario y María Consuelo.

El debut literario de Anxelu llegaría en la década de los veinte con el libro que contenía tres monólogos y un poema titulado "A mio Asturies". No solo fue el inicio de su presencia impresa, sino que también reflejó su profundo amor y conexión con la tierra asturiana.

Impulsado por la favorable recepción de su primera obra impresa, el autor no se conformó con quedarse entre las páginas de un libro. En 1929, dio un paso más allá al embarcarse en una nueva faceta de su carrera artística: la actuación como monologuista en diversas veladas, actuaciones benéficas y otros eventos sociales.

Aquellas primeras actuaciones fueron tan bien recibidas por el público que, en 1932, Ángel Menéndez Blanco, tomó la decisión de fundar "La Gracia Artística Mierense". Este grupo estaba conformado por él mismo, junto a otro humorista que se destacaba por imitar a personajes conocidos y, en ocasiones, improvisar. Completando esta terna, se encontraban los cantadores de tangos argentinos Ángel Álvarez y Nicolás García, así como el reconocido Juanín de Mieres, merecidamente apodado "El Almirante de la tonada". Como era de prever, todas las representaciones agotaron sus entradas una y otra vez, a pesar de que se repetían las funciones.

Consolidado firmemente en el panorama artístico de Asturias, fue honrado con un emotivo homenaje por parte de la Masa Coral y Artística de Ujo en el año 1933 y un año más tarde publicaría otro libro bajo el epígrafre "Teatro Asturiano", el cual obtuvo un éxito increíble al punto de que se lanzaron tres ediciones para satisfacer la demanda del público. Una cifra que no sería su récord personal, pues un año más tarde publicaría "Siempre contigo, Mariyina", otro bestseller que cosecharía hasta cuatro ediciones.

En su esfera más íntima, es relevante destacar que Anxelu había cultivado una ideología anarquista que se moldeó a través de su participación activa en las actividades del Ateneo Popular y de la Casa del Pueblo de Mieres. Llegada la contienda nacional, luchó en el Ejército Popular de la II República y buena prueba de ello fue el uso que el movimiento anarquista asturiano hizo de su presencia, pues durante la guerra civil, además de combatir, también interpretó uno de sus shows en al menos un evento, tal y como hemos podido recoger a través del diario de la CNT.

En ese periodo, el teatro adquirió la connotación de un instrumento de lucha, empleándose para la representación de obras de propaganda destinadas a la movilización y adoctrinamiento de la población. Figuras intelectuales como Rafael Alberti consideraban esencial este tipo de "teatro de urgencia" para crear producciones ágiles, intensas, dramáticas, satíricas y didácticas.

En consecuencia, el 24 de enero de 1937, Anxelu brindó un recital a las cinco y media de la tarde en el Salón-Espicha de Somió en apoyo al Socorro Rojo Internacional. Durante la actuación, interpretó piezas como "Les muyeres son el diantre" y la mencionada anteriormente "Contigo siempre, Mariyina". Después de su actuación, sería el turno de Lázaro García, un barbero y político socialista, que es una de las muchas personas relegadas al completo olvido por la represión y que representó el número "Errores que redimen".

Para concluir la presentación, un destacado coro de milicianos intervino, presumiblemente interpretando canciones creadas específicamente para la guerra o utilizando letras adaptadas a las circunstancias, como era común en ese contexto.

Cabe destacar que en Gijón las fuerzas sublevadas intentaron proclamar el estado de guerra en la ciudad desde bien temprano. Aunque el asedio comenzó el 20 de julio de 1936, concluiría el 21 de agosto del mismo año con la victoria republicana. Por lo que, para aquella fecha del espectáculo, dicho lugar estaba en manos republicanas y así lo estaría durante nueve meses más, cayendo finalmente en octubre de 1937, cuando ya se había convertido en el último bastión republicano a orillas del Mar Cantábrico.

 Ese hecho, el de la ocupación del Principado de Asturias por el bando sublevado, marcó uno de los episodios más controvertidos en la vida de Anxelu: su paso como soldado al bando nacional. Este cambio de lealtad durante la guerra civil española se realizaba a menudo sin mucho conocimiento sobre el nuevo orden que reemplazaría al anterior. Debemos de comprender que, en medio del miedo y la inseguridad, la razón principal que llevaba a un individuo a apartarse de antiguas lealtades era simplemente la búsqueda de la supervivencia.

Finalizada la contienda, editaría con la librería La Cultura de Mieres ocho volúmenes donde recogía todo lo mejor de su obra. Eran principalmente monólogos que alcanzaron gran éxito, como "La excursión de Anxelu a Pravia", "Pa Marruecos Celedonio" o "Les tres chaquetes de Anxelu", quizás su obra más célebre. Su prolífica obra trascendió la idealización de la aldea para sintetizar la realidad que le rodeaba. Los personajes eran auténticos, destacándose por la profundidad psicológica que se establecía mediante el contraste, personificando diversos arquetipos de la sociedad y más inclinados a caracterizar prototipos que a individuos singulares.

Asimismo, en sus páginas se evidencia el profundo afecto que el escritor profesaba hacia su región, mientras que la ironía sirve como reflejo de cómo la sociedad encontraba humor en su propia realidad en un tiempo en el que estaba al día cierta represión lingüistica.

Se debe mencionar que aún permanece inédito el monólogo titulado "Un viaje a Mieres al mercáu", el cual trata sobre la villa donde residió hasta 1972, momento en el que se trasladó a vivir a Gijón. En los últimos años de su vida recibiría varios homenajes, como el galardón "Personaje importante del año", que recibiría en 1977.

Después de su fallecimiento, se llevó a cabo la presentación póstuma en la Casa de la Cultura de Mieres del libro titulado "Monólogos, poemes y teatro asturiano". Este valioso compendio incluyó un epílogo escrito por su propio hijo, añadiendo una capa adicional de significado personal a la obra.

La lectura de autores locales, como Anxelu, va más allá de una simple conexión con nuestras raíces; constituye una valiosa oportunidad para enriquecernos, reflexionar y apreciar la profunda riqueza de nuestra cultura. En un contexto de cambio constante, la relectura de las obras de estos escritores auténticos y arraigados en nuestra tierra se presenta como un acto significativo.

No solo nos permite preservar y valorar la herencia que nos han legado, sino que también nos invita a sumergirnos en perspectivas únicas, experiencias locales y narrativas que reflejan la identidad de nuestra comunidad. A través de esta inmersión literaria, podemos construir puentes entre generaciones, promover la diversidad cultural y fortalecer nuestro sentido de pertenencia a una tradición que merece ser celebrada y protegida. Anímense y les prometo que no se arrepentirán.

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