Los escaladores ovetenses lamentan el cierre del rocódromo de Otero

Desde junio, los deportistas no pueden practicar en la pared del polideportivo, la única instalación pública cubierta de la ciudad

Niños practicando escalada en el rocódromo del polideportivo de Otero.

Niños practicando escalada en el rocódromo del polideportivo de Otero. / Irma Collín

Mario D. Braña

Desde hace seis meses, los aficionados a la escalada en Oviedo no tienen ninguna instalación pública cubierta para practicar su deporte. Sin aviso previo ni explicación alguna, los empleados de la empresa Supera, que gestiona el polideportivo de Otero, niegan el paso al rocódromo a los deportistas. “Está cerrado” es la única respuesta que dan a los interesados. Tampoco han encontrado soluciones en el Ayuntamiento, propietaria de la instalación. “Se pasan la pelota de unos a otros”, se lamenta Antonio Villena, uno de los afectados.

Villena, que lleva más de cuarenta años practicando escalada, sitúa el origen del conflicto en un incidente de dos de los compañeros que acudían habitualmente al rocódromo de Otero: “En junio, cuando estaban escalando, se soltó una presa y uno de ellos voló. Lo contó en redes sociales y, por lo que hemos averiguado, a raíz de eso el Ayuntamiento mandó a Supera que cerrase”. Desde entonces, los escaladores ovetenses se han estrellado contra una pared, pero no de las que les gustan.

Villena asegura que él y sus compañeros enviaron cartas a la sede de Supera, en La Coruña, y ante la falta de respuesta informaron a la concejala de Deportes del Ayuntamiento de Oviedo, Concepción Méndez, pero seis meses después todo sigue igual. Tanto Villena como Egocheaga consideran que la situación es aún más sangrante para la “capital del deporte”, si se tiene en cuenta que en ciudades como Gijón, Avilés, Mieres, Langreo, Pola de Siero y Cangas de Onís sí tienen instalaciones públicas con rocódromos cubiertos en funcionamiento.

Jorge Egocheaga, el único asturiano que ha completado los catorce “ochomiles” del planeta, destaca que el rocódromo de Otero se inauguró en 1995 “como una de las instalaciones cubiertas más punteras de España, con presas de última generación y paneles de resina con relieves”. Y añade: “En aquel momento era el no va más, pero en los últimos treinta años han cambiado muchas cosas en la escalada “indoor”. Los usuarios nunca nos quejamos de la falta de inversión en nuevas presas o exigido unos cambios de recorrido de las vías. Con poder entrenar un par de horas a la semana, me bastaba”.

Egocheaga no entiende que en Oviedo, después de haber sido pionero, se haya desentendido de los aficionados a la escalada. Una realidad que se ejemplifica, curiosamente, en el centro deportivo que lleva su nombre, en Pumarín-Teatinos: “Me invitaron a la inauguración, pero no he vuelto porque el rocódromo de la instalación está construido al margen de toda lógica: descubierto, en un clima como el nuestro, y con un diseño que es solo apropiado para campeones olímpicos. Por eso, a pesar de la gran inversión realizada por el Ayuntamiento, apenas ha sido utilizado”.

Tanto Antonio Villena como Jorge Egocheaga sospechan que el trasfondo de lo que ocurre con el rocódromo de Otero es económico. “Como somos pocos usuarios, algunos bastante mayores, y la entrada es muy barata, menos de dos euros, no importamos...”, se lamenta Egocheaga. Mientras, Villena pone el ejemplo de la multinacional francesa que en noviembre inauguró un rocódromo en el centro comercial Parque Astur, en Corvera, al calor de la medalla de oro olímpica lograda por Alberto Ginés: “Costó un millón de euros y es excepcional. La entrada cuesta siete euros, pero a los escaladores nos merece la pena”.

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