Al Alimerka Oviedo le sale cruz: El OCB cuaja ante el Alicante un gran partido que se le escapa en la última acción (68-69)

El exjugador del equipo local Sean McDonnell, clave en la jugada de la victoria, en la que cogió el rebote y anotó

Ángel Comendador trata de encestar ante la oposición de Arnau Parrado. |

Ángel Comendador trata de encestar ante la oposición de Arnau Parrado. | / Fernando Rodríguez

Antonio Lorca

Antonio Lorca

Alimerka Oviedo, 68-HLA Alicante, 69

Cuartos: (17-17), (15-11), (18-20), (18-21)

Alimerka Oviedo: Peñarroya (11), Romeo Crouch (15), LeCesne (8), Pruitt (3), Oliver Arteaga (12) –quinteto inicial– Comendador (3), Meana, Thorir Thorbjarnarson (6), Domènech, Clevon Brown (8) y Chuso González (2).

HLA Alicante: Guillem Arcos (2), Blaylock (4), Matulionis (6), Sean McDonnell (13), Gatell (10) –quinteto inicial–, Chapela (13) Steirnarsson (2), Parrado (3), Pedersen, Rakocevic (14) y Borovnjak (2).

Árbitros: Joaquín Lizana Francisco González y Jorge Caamaño. Sin exclusiones.

Pumarín: 1.100 espectadores. Se le hizo entrega de una camiseta del club a Diego Canga, candidato autonómico del PP.

Tenía que ser Sean McDonnell el que dejara mudo al polideportivo de Pumarín tras derrotar al Alimerka Oviedo en la última jugada, con su especialidad, un rebote ofensivo que transformó en canasta cuando solo quedaban once décimas por jugarse. Un auténtico jarro de agua fría el que echó el jugador de Alicante –jugó en Oviedo la pasada temporada– para un OCB que cuajó un gran partido, defendió a gran nivel y estuvo a punto de derrotar a un rival que tiene todas las papeletas para acabar disputando el play-off de ascenso. Para calmar la desazón por la derrota, la afición puede consolarse con la manera en la que está acabando el año el OCB, compitiendo siempre y ganando en muchas ocasiones. El camino de la permanencia estará lleno de tropiezos como este, pero compitiendo así se puede ser optimista y tener esperanzas en que el equipo seguirá en la LEB Oro la próxima campaña.

Al Alimerka Oviedo le costó entrar en el partido ante un Alicante muy activo, concentrado en la batalla reboteadora y que supo sacar ventaja a la actividad del incansable Sean McDonnell. Pero, tras ponerse cinco abajo (5-10), el equipo de Trifón Poch ajustó su defensa y Romeo Crouch se encargó de ir sumando. El estadounidense ya es uno de los líderes de este equipo y uno de los jugadores a los temen los rivales. Y con razón, aunque en el final del partido estuvo algo precipitado y trató de hacerlo todo él solo.

Un triple de LeCesne, otro que atraviesa por un momento muy dulce, dio ventaja al OCB (11-10) y obligó a Rafa Monclova, entrenador de Alicante, a pedir tiempo muerto. El resto de cuarto estuvo algo trabado, con acciones más espectaculares en defensa –brutal el tapón de Comendador que culminó con una canasta a continuación– que en ataque. Los primeros diez minutos acabaron con un empate que respondía a lo visto sobre la cancha.

Y el segundo cuarto, uno de los que peor se le estaba dando al OCB en los últimos partidos fue uno en esta ocasión muy bueno para el equipo de Pumarín. La extraordinaria defensa local dejó sin anotar seis minutos a Alicante, tiempo en el que el OCB le endosó un 10-0 (27-17) que levantó a un polideportivo de Pumarín. Reaccionó Alicante en ese tramo final y a la segunda parte se fue con un ajustado 32-28. A partir de ahí la iniciativa fue casi siempre local, con un gran Peñarroya a los mandos, pero no fueron capaces de romper un partido al que Alicante se agarró, sobre todo, desde el triple. Y al final, en la última acción, al OCB le tocó la cruz de McDonnell.

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