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Muros no se olvida de la pequeña Nora: la historia de una joven asturiana que falleció por un tumor cerebral

La capital del concejo celebra una carrera solidaria en honor de la niña de 14 años que murió en 2021

Luis Inchaurrandieta y Paula Martínez, en su casa de Muros

Luis Inchaurrandieta y Paula Martínez, en su casa de Muros / María Fuentes

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Aquel 26 de julio de 2019 parecía un día más en Muros de Nalón. Estaba nublado, pero había gente en las terrazas. Ambiente de verano. Nora Inchaurrandieta Martínez, una cría de 12 años, alta, simpática, segura de sí misma, dibujante a ratos, amante de los animales, fan del color naranja y que de mayor quería ser veterinaria, tomaba algo con sus amigas en una terraza. Poco antes se había hecho unas fotos delante del colegio del pueblo. Sus amigas la apodaban cariñosamente "quisquilla". Al día siguiente se celebraban las fiestas de Villademar, un coqueto pueblo de Cudillero, y en el grupo no se hablaba de otra cosa. Entonces Nora se dirigió a Julia Martín, su compañera, su amiga, su todo. Crecieron juntas desde bebés. Colegio, instituto, primeras fiestas… Nadie conocía a Nora mejor que Julia.

Una carrera por Nora, la alegría de Muros

Una carrera por Nora, la alegría de Muros / Nora, en el verano de 2019

–Me duele un poco la cabeza, pero no se lo quiero decir a mi madre.

–Díselo.

Y Nora se lo dijo a Paula Martínez, su madre. Fueron al centro de salud y desde aquella visita nada volvería a ser igual. Nora padecía un tumor cerebral. La joven empezó una lucha titánica que duró casi dos años, entre la operación, el posterior tratamiento y las recaídas. Nora falleció en su casa de Muros el 7 de mayo de 2021, pero su recuerdo sigue intacto entre todas las personas que la trataron. El domingo 12 de febrero se celebrará una carrera solidaria en Muros organizada por Galbán, la asociación de niños con cáncer, en memoria de Nora. Su huella sigue más viva que nunca en sus padres, Paula y Luis. También en su hermano mayor, Óscar. Los progenitores de Nora podrían hablar horas y horas sobre su hija. La adoraban. Se sientan con LA NUEVA ESPAÑA a pocos días de la carrera, un acontecimiento en el pueblo, y afloran los recuerdos.

El antes, el después y el durante de un cáncer, el peor enemigo posible. "Cuando le hicieron el escáner nos dijeron que tenía una lesión. Le dije al médico: ‘Pero si no se ha llevado ningún golpe’. Entonces me lo dijo claramente: ‘Es un tumor’", dice su madre. Su padre, Luis, guardia civil en Muros, también lo recuerda. "Nora tenía 12 años y la palabra cáncer o tumor no la entendía como nosotros". Desde entonces, el cáncer pasó a ser una "croqueta". Nora nunca perdió vitalidad. Ni al principio cuando le dijeron que debía pasar por el quirófano ni después cuando empezó el tratamiento: seis ciclos de quimioterapia y veinte de radioterapia.

"Estaba acostumbrada a estar por hospitales y eso le ayudó", dice su padre. Se refiere Luis a una enfermedad cardiaca con la que nació Nora, que, no obstante, no le impedía hacer vida normal, aunque con continua vigilancia médica. Nora ingresó un sábado y la operación fue un jueves.

El escenario de su vida pasó a ser una habitación del HUCA. Su madre no la dejó sola ni un momento. Pasó 23 días hospitalizada después de la operación y luego empezó el tratamiento. Pudo regresar a su casa, pero debía volver al hospital cada semana y estuvo ingresada en más ocasiones. "El tumor estaba en el cerebelo y tenía metástasis, por lo que la zona era complicada. Le quitaron todo lo que pudieron, pero tocaron mucho. Cuando despertó, Nora tenía la parte derecha del cuerpo paralizada, dejó de hablar y tenía problemas de movilidad y de visión". El tratamiento posterior era durísimo. La madre de la joven no se anduvo con rodeos con el oncólogo: "¿Mi hija lo aguantará?".

Los médicos siempre fueron sinceros y Nora luchó con todas sus fuerzas. La penúltima sesión de tratamiento tuvo lugar justo antes de la cuarentena por covid. Y Nora mejoraba poco a poco. "Se levantaba, podía caminar y decía monosílabos", recuerda su madre. Sus amigas fueron un gran apoyo. Julia Martín lo recuerda bien. "En el verano del covid iba a la playa a última hora, caminaba y le costaba hablar, pero se veía que mejoraba". Nora jamás perdió el sentido del humor. Se reía de ella misma. También de su cáncer, para el asombro y la admiración de sus amigas. "Un día nos dijo: ‘Mi hermano me llama bolita porque no tengo pelo’. Era la persona más optimista del mundo y siempre tiraba para delante. Así era Nora", rememora su amiga Julia.

Todo parecía ir mejor, pero los padres de Nora empezaron a observar un retroceso en su hija. "Los dos veíamos que iba peor, pero no queríamos decírnoslo". Un día Nora se quejó de un dolor de cabeza y los doctores le hicieron varias pruebas. El peor diagnóstico se confirmó: el tumor, que nunca se había ido del todo, se había reproducido en la zona del tronco. El dolor iba a más y los médicos le pusieron una válvula interna. Luis y Paula escucharon entonces la frase sobre una hija a la que nunca quieren enfrentarse dos padres: "No hay nada que hacer". Se planteó la posibilidad de empezar un tratamiento experimental, pero no era recomendable para Nora, que había padecido otras patologías. Los oncólogos le aplicaron una medicación para que el tumor no fuese a más. Cinco o seis pastillas diarias. También diez sesiones de radioterapia. "Pregunté cuánto tiempo le podía quedar y me dijeron que alrededor de un año. Si aplicábamos la radioterapia podíamos ganar tres meses", explica Paula. Nora fue de más a menos, hasta que sus pulmones dejaron de responder. Pasó sus últimos días en su casa, con los suyos. Sus amigas pudieron despedirse de ella. "El 6 de mayo fuimos a verla, ya no hablaba, pero nos pusimos a hablar entre nosotras y ella nos escuchaba", recuerda Julia. Al día siguiente Nora murió.

"Se fue feliz, porque yo creo que nunca supo que se iba a morir", cree su padre. "Yo estaba orgullosa de ser su madre, que creo que es lo más bonito que puedo decir. Era buena, tenía carácter y una responsabilidad innata", rememora su madre. A los dos les ha cambiado la vida, pero tiran para delante. Periódicamente quedan con otros padres que han pasado por algo parecido. Galbán ha sido para ellos un apoyo constante. Por eso piden que el pueblo respalde la carrera por su hija, para que así otros niños enfermos puedan beneficiarse de fondos para la investigación de tratamientos. La carrera es por ellos, claro. Y también por ella, por Nora.

Carreras contra el cáncer en 63 concejos. La Asociación Galbán organiza la 5.ª carrera solidaria bajo el nombre "Correr contra el cáncer infantil". Además de en Muros del Nalón, que será en honor de Nora, se correrá en otros 62 concejos asturianos el domingo 12 de febrero, a partir de las 11.00 horas. La carrera es benéfica, no competitiva, y los beneficios se destinarán a la investigación contra el cáncer infantil. Los interesados pueden apuntarse en la página web de Galbán y en algunos casos, como el de Muros, en la Casa de Cultura de la respectiva localidad. La inscripción cuesta cinco euros y con cada una se entrega una camiseta conmemorativa.

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