Javi Vázquez, entrenador del Langreo, sobre el buen momento de su equipo: "Hay que soñar desde el disfrute, no desde la exigencia"

"Tenemos una comunión muy bonita con la afición, que nos está ayudando a sacar buenos resultados en casa"

Javi Vázquez durante un partido del Langreo

Javi Vázquez durante un partido del Langreo / LOF

Quintos, en play-off, con un colchón de cuatro puntos sobre el sexto. Pocos contaban con un inicio de temporada tan potente como el que está firmando el Langreo de Javi Vázquez (Madrid, 1986), la sensación de lo que va de curso en Segunda Federación. En una categoría áspera, sufrida y de pierna dura en la que el cerocerismo es religión, Vázquez apuesta por algo tan revolucionario como disfrutar. Es su verbo favorito. Mañana (12.00) tratarán de alargar su racha en el campo del Valladolid Promesas.

–¿Se puede soñar?

–Hay que soñar desde el disfrute, no desde la exigencia. Somos un equipo humilde, el objetivo es salvarnos, y una vez conseguido hay que seguir soñando y pasándolo bien cada semana. Si nos surge la oportunidad de fijarnos objetivos más ambiciosos, que sea consecuencia del proceso.

–¿Se esperaba este inicio?

–La idea era intentar no ponernos ningún límite, me gusta pensar en grande. Creo que estamos superando las expectativas. Lo que pasó en los tres primeros partidos, en los que perdimos dos y nos llevamos un palo en Pontevedra (6-0), nos hizo ver que debíamos disfrutar del proceso.

–Después de esa derrota en Pontevedra, estuvieron siete encuentros sin perder. ¿Fue un punto de inflexión?

–Sí. A mí me ayudó a entender ciertas cosas a nivel de mensajes y expectativas sobre cómo debíamos afrontar el año y, en lo futbolístico, me cambió la mentalidad sobre cómo debíamos defender, sobre todo fuera de casa. Nos vino muy bien a todos, empezando por mí.

–Terminó la racha, cayeron contra el Ourense (3-0), pero han vuelto a coger velocidad de crucero, con tres triunfos seguidos.

–Como entrenador, intentas gestionar las emociones de los jugadores en los momentos complicados. Creo que hemos conseguido crear un ambiente colectivo muy top. La capacidad de convivir con los momentos difíciles es la clave para conseguir resultados. El otro día, por ejemplo, la Gimnástica de Torrelavega nos sometió en algunas fases del partido, pero fuimos capaces de aguantar; contra el Coruxo, nos empatan a 2 y metemos el tercero; contra Avilés y Marino también supimos resistir… Hemos demostrado carácter.

–Además de su capacidad de sufrimiento, ¿qué otros factores explican la situación en la tabla?

–En las primeras cinco jornadas, solo ganamos un partido: no fue el inicio que esperábamos, pero no nos vinimos abajo. Hemos conseguido que la identidad del equipo se acople al cuerpo técnico y al perfil de los jugadores. Hay una cosa, además, que no viene por los resultados sino por el grupo que tenemos, existe una sensación de pertenencia, un vínculo muy especial entre los jugadores. Los propios chicos me dicen: "Vaya grupo hay, míster".

–Están invictos en Ganzábal.

–Está siendo incluso sorprendente los resultados que estamos sacando en casa, viendo lo igualada que es la competición. Tenemos una comunión muy bonita con la afición, que nos está ayudando a sacar buenos resultados. La sensación cuando ganamos un partido en Ganzábal y lo celebramos con nuestra gente es espectacular. Llegará una derrota, pero entonces no debemos perder el foco.

–Defínase como entrenador.

–Intento simplemente ayudar a los chicos, ponerme al servicio de los jugadores y fluir lo máximo posible. Me encanta entrenar, soy bastante pasional e intenso. Intento crear el mejor ambiente posible y ayudar a los chicos. ¡Es que me mola mucho entrenar! Trato de crear el mejor ambiente posible.

–Steven Prieto dijo que uno de sus lemas es ir partido a partido, día a día. Muy cholista.

–Es una filosofía de vida. Trato de disfrutar del momento. Como pienses más allá del siguiente partido, en una Liga tan pareja como esta, lo tienes difícil. Hay que disfrutar cada semana y vivir cada partido como si fuera el último. Disfrutar a tope cada momento es la única forma de entender la vida.

–¿Qué habría pensado si cuando cogió al Langreo en puestos de descenso a Tercera, hace más de un año, le dicen que ahora iban a estar codeándose con los mejores de la categoría?

–Cuando llegué, solo soñaba con salvarnos. Era un reto muy bonito. Empezar a mitad de temporada implicaba un doble reto, porque el grupo tenía interiorizados ciertos vicios y, por otra parte, había que levantar la moral de los chicos.

–¿Qué aspectos del equipo le gustaría pulir?

–Muchas cosas. Somos un equipo súper joven, imagínese el potencial de chavales de 20, 21 ó 22 años… Y, a nivel colectivo, podemos mejorar mucho: por ejemplo, la capacidad para, cuando nos presionan, llevar el balón en situación ventajosa a nuestra última línea, o la defensa del área.

–Pasó muchos años en su etapa como futbolista en equipos de la extinta Segunda B donde tantos años estuvo el Langreo.

–Cuando jugaba en el Sanse, recuerdo venir a Asturias y jugar en Ganzábal, Luanco, Avilés… Por aquel entonces ya quería ser entrenador, visualizaba detalles que me pudieran servir en el futuro y analizaba cada experiencia desde esa perspectiva. Haber competido en una categoría como Segunda B me sirve para comprender ahora mejor este tipo de fútbol.

–¿Qué recuerda de su tiempo dirigiendo al juvenil B del Real Madrid?

–Fue espectacular. Aprendí mucho ese año, sobre todo en la gestión de los elementos del entorno, más que a nivel metodológico: los chicos eran muy buenos y muy superiores a sus rivales.

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