Piragüismo

La impactante historia del rescate a Pepe Rodríguez: "Fue una situación de vida o muerte"

La celeridad de sus compañeros salvó al piragüista tras sufrir un desvanecimiento durante una prueba: "Aún nos dura el agobio"

Competición en el embalse de Santa Cruz de Trasona, en Corvera, en una imagen de archivo

Competición en el embalse de Santa Cruz de Trasona, en Corvera, en una imagen de archivo / Ricardo Solís

Reconoce José Ramón Figaredo que aún hoy, tres días después, sigue angustiado por lo que sucedió el domingo. "No soy el único. Estamos todos igual. Viendo el mal cuerpo que tenemos, ¿cómo sería si hubiera acabado de otra forma?", se pregunta el palista del Oviedo Kayak.

Se estaba disputando el Campeonato de Asturias de Invierno de piragüismo. El tiempo acompañaba en el embalse de Santa Cruz de Trasona, en Corvera. Todo iba bien hasta que a José Manuel Rodríguez, Pepe, del Ensidesa, le cambió la cara. Mario Valdés no lo puede olvidar: "Yo estaba calentando para la regata senior, que era justo después. Iban ya por la última vuelta. Pepe pasó por delante de mí y me di cuenta de que estaba descompuesto. Entonces, apoyó la pala en el agua y se cayó".

Pepe, como le conocen sus compañeros de piragua, se encuentra ingresado en el HUCA. Está estable, consciente y presenta una evolución favorable. Cuando se volcó su piragua y vieron que no reaccionaba, se abrió la fase de angustia a la que aludía José Ramón. "Pensaba que se había caído y que se reincorporaría para terminar la carrera –prosigue Mario–. Pero no se daba la vuelta. Decidí tirarme al agua para intentar sacarlo, pero estaba empezando a hundirse. Buceé, le subí a la superficie y, con la ayuda de otros compañeros, le apoyé en la piragua y di la vuelta para ponerle la cabeza hacia arriba: era crucial, porque había tragado mucha agua, por lo que se le estarían encharcando los pulmones. Mi compañero Miguel (Pedrayes, del Club Villaviciosa-El Gaitero, como Mario) le sacó la lengua, que se la estaba tragando". Para entonces, ya había llegado la lancha motora para trasladar a Pepe a suelo firme. "De camino –interviene José Ramón–, me di cuenta de que estaba inconsciente y no respiraba, no tenía pulso. Empecé a hacerle el masaje cardíaco, y por momentos parecía que se recuperaba un poco, intentaba hacer algunos gestos". Y llegaron a tierra. "Se unió más gente a ayudar –continúa–. Llegó la ambulancia con el desfibrilador y se lo conectaron. En ese momento, me aparté".

"Viendo el mal cuerpo que tenemos, ¿cómo estaríamos si hubiera terminado mal?"

José Ramón Figaredo

— Piragüista del Oviedo Kayak

"Si pasa en otra zona del pantano, nadie lo habría visto, ha sido cuestión de suerte"

Mario Valdés

— Piragüista del Club Villaviciosa

Mario describe la situación como de vida o muerte. "Si llega a pasar al otro lado del pantano, en la zona en la que no había nadie calentando, nadie lo hubiera visto. Ha sido cuestión de suerte", concreta. Le cayeron lágrimas, llegó a pensar que el final sería otro. Se dio la curiosa circunstancia, en plena incertidumbre, de que hubo quien pensó, al no verlo en su piragua cuando fue a socorrer a Pepe, que el que corría peligro era él: "Mi pareja y su hija, que lo estaban siguiendo desde casa, solo veían que reanimaban a un hombre calvo como yo. Mis compañeros también se agobiaron".

"Los piragüistas somos tan pocos que tenemos un sentimiento de familia", sintetiza Mario, un héroe insospechado que, dice, se comportó como lo habría hecho cualquiera.

Suscríbete para seguir leyendo