Su origen es Soto del Barco, se apellida como Quini y asombra a Bélgica: "Mi ilusión es jugar en la Liga española"

Alessio Castro-Montes es la revelación del fútbol belga

Alessio Castro-Montes, futbolista con raíces asturianas que destaca en la liga belga.

Alessio Castro-Montes, futbolista con raíces asturianas que destaca en la liga belga. / Union Saint Gilloise

Mario Bango

Mario Bango

Alessio Castro-Montes es uno de los futbolistas más destacados de Bélgica, pero sus orígenes se remontan a Soto del Barco, de donde proceden su padre y sus abuelos. Ahora es titular indiscutible del Union Saint Gilloise, un equipo de Bruselas que se juega el título de Liga y de Copa en las próximas semanas tras una temporada excelente en la que llevan sin perder desde septiembre pasado.

El padre de Alessio (Tongeren, 17 de mayo de 1997) es Ricardo Castro-Montes, más conocido como Richard, hijo de emigrantes asturianos que llegaron en los años 60 a Lieja como otros muchos en esa época. La madre del futbolista, Sabine, es belga. La familia ha estado vinculada desde siempre al fútbol. Para confirmarlo Richard enseña orgulloso una foto de su padre, Pablo Castro, como portero en el equipo de Soto del Barco de los años 50.

Goles de Soto del Barco  en Bruselas

Goles de Soto del Barco en Bruselas / Mario Bango

Castro-Montes comenzó en el Standard de Lieja -donde su padre fue ojeador durante casi veinte años- y en edad juvenil fue reclutado por el Anderlecht, el principal club belga, pero una lesión en la rodilla cortó su progresión. Recuperado, se enroló en el Saint Trond, un equipo próximo al domicilio familiar con el que debutó en la máxima categoría, y de allí dio el salto al Eupen, donde coincidió con otro asturiano, Luis García, éste al final de su carrera. Empezó a destacar, con Makelele en el banquillo, y La Gantoise, el equipo de Gante -no confundir con el Genk-, pagó 1,5 millones de euros por el traspaso. Estuvo cuatro temporadas allí hasta que en septiembre pasado la Union St Gilloise (USG), con la competición ya comenzada abonó entre 2 y 2,5 millones para reclutarlo.

Y desde entonces ha sido titular indiscutible, normalmente como carrilero -suelen jugar con tres centrales y dos laterales ofensivos- por la derecha, «un puesto que descubrí con Makelele, porque hasta entonces jugaba más bien de centrocampista», asegura Alessio. De todos modos, es un jugador muy versátil que puede ocupar varias posiciones. Ha marcado tres goles esta temporada, que ha sido casi perfecta, pero necesita el remate final. Están clasificados para la final de Copa, que jugarán contra el Amberes, y ahora empiezan la liguilla para el título. Terminaron la liga regular como primeros, destacados, pero en Bélgica el título se disputa en una segunda vuelta entre los seis primeros clasificados. «Creo que será difícil, pero tenemos una ligera ventaja que intentaremos aprovechar», afirma. En las competiciones europeas llegaron hasta los octavos de final de la Conference League -eliminaron al Eintracht de Francfort, por ejemplo-, donde cayeron con el Fenerbahce turco.

El USG representa al barrio de Saint Gilles (Bruselas) en el que tradicionalmente ha habido muchos españoles porque comprende la zona de la estación de Midi. Fue un equipo muy destacado hasta la Segunda Guerra Mundial, pero desde entonces el gran club bruselense es de otro barrio, Anderlecht. El Union es ahora propiedad de un empresario inglés, Alex Muzio, socio de Tony Bloom -controla también el Brighton- quienes han conseguido reflotarlo. Subió a Primera en 2021, tras cuatro décadas en categorías inferiores, y desde entonces ha estado cerca de ganar algún título, pero sin conseguirlo. «Esta temporada ha sido la mejor hasta ahora, pero tenemos que acabarla con algún éxito y si puede ser con Liga y Copa mejor», ratifica el jugador.

Para Castro-Montes, un joven discreto y familiar, del que muchos comentaristas no se explican que no haya sido llamado aún por el seleccionador belga, Domenico Tedesco -quien ha renovado totalmente el equipo-, la temporada en todo caso va a ser redonda porque se casará al final de la misma. Su ilusión «sería poder jugar en la Liga española, que sigo muy de cerca». A su padre y su hermano mayor, Enrico, historiador, les encantaría que fuera en el Sporting. En tiempos, Monchi, cuando estaba en el Sevilla, lo tuvo en su agenda, pero hasta ahora toda su carrera se ha desarrollado en Bélgica.

Los emigrantes

El abuelo de Alessio, Pablo Montes, emigró desde Asturias cuando trabajaba en Mina La Camocha. Se enroló en una empresa en Lieja y dos años después trajo a su mujer, Carmen Redruello, con los dos hermanos mayores de Richard, quien ya nació en Bélgica, como otra hermana suya. «Pero siempre íbamos dos meses de verano para la casa de mis abuelos Manolo y Angelita, en Soto del Barco, y yo me siento asturiano total, no hay sitio mejor en el mundo. Aquello es un paraíso», recalca el padre del futbolista.

El caso de Alessio es el de muchos jóvenes de segunda y tercera generación que ya se sienten arraigados a la tierra que acogió a sus padres y sus abuelos en momentos de crisis económica. De hecho, Alessio apenas habla español, mientras que su hermano Enrico, sí. Es otro entusiasta de Asturias. Presentó su trabajo de master sobre los movimientos belgas de solidaridad con la República española durante la Guerra Civil. Y ahora está trabajando sobre temas de historia deportiva y colabora con una televisión regional flamenca como comentarista deportivo. Prepara su doctorado en la Universidad de Lovaina sobre la historia del fútbol en Ecuador, especialmente sobre como los más marginados lo utilizan para su progreso social.

El patriarca, Richard, fue cuatro años analista de la selección nacional de Bélgica, cuando la entrenaba Marc Wilmots que lo reclutó del Standard. «Seguí todo el Mundial de Brasil como ojeador de los rivales de Bélgica. Fue una gran experiencia», asegura con un acusado acento asturiano «porque así hablaba mi madre, que murió recientemente nonagenaria». Ahora trabaja en una empresa eléctrica y ha dejado el mundo del fútbol para seguir de cerca la carrera de su hijo. Un hermano mayor de Richard, Manuel, es un destacado dirigente sindical en Bélgica.

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