Miguel Indurain revoluciona el Villa de Gijón: así fue la visita a Asturias de la mayor leyenda del ciclismo español

Uno de los deportistas más admirados en el país inunda de firmas y fotos la marcha cicloturista "Villa de Gijón", en la que fue homenajeado

Indurain, tercero por la izquierda, ayer, en el inicio de la marcha. |

Indurain, tercero por la izquierda, ayer, en el inicio de la marcha. | / J. E. C.

José Enrique Cima

José Enrique Cima

Nada menos que un pentacampeón del Tour de Francia hizo felices ayer a los 175 cicloturistas que participaron en la XXXI Marcha "Villa de Gijón", de 100 kilómetros, por la costa hasta el Cabo Peñas, aunque la fuerte lluvia al principio provocó las dudas del navarro: "No quiero mojarme tanto, igual vengo otro día a recibir este homenaje". Sin embargo, como gran campeón, hizo todo el recorrido e incluso impuso su fuerte marcha en el repechón de Tabaza.

A Miguel Indurain le acompañaron sus escuderos en el Banesto, el asturiano Guillermo Arenas y el afincado Paco Navarro Fuster. También estuvieron en el recorrido los exprofesionales Chechu Rubiera y Manuel Jorge Domínguez. Indurain postergó para otra ocasión ir al palco de El Molinón, donde tenía previsto acudir con Jesús González, presidente del organizador Club Ciclista Buenavista, por tener un compromiso previo en Pamplona. Como siempre, Miguel Indurain atendió a todos y aceptó fotografiarse con todo el que le reclamaba, tanto en la salida desde Las Mestas como en el avituallamiento de San Martín de Podes o en el regreso a Gijón, tras transitar por Tabaza, Candás, Luanco, Cabo Peñas, Avilés, Tabaza y la Campa Torres. También lo hizo en la comida en la sidrería La Carbayera, con menú a base de fabada y cachopo.

Indurain lució una camiseta con la foto de cuando iba de líder en el Giro de Italia, realizada ex profeso para esta marcha gijonesa, y se hizo fotos con los cicloturistas, componentes de la organización y todo el que lo demandase, incluido el concejal José Ramón Tuero, que iba en moto para cubrir la seguridad en los cruces. Si Indurain como ciclista se había ganado a todos por sus gestas y humildad, el navarro ahora supera con creces y una sonrisa las demandas de sus fans.

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