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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión del día del Oviedo y del Sporting: Tormenta en El Requexón

Soplan vientos de guerra en El Requexón y alrededores; el famoso entorno ataca de nuevo: hay sed de sangre

Ziganda, ayer, dando instrucciones en la banda de La Romareda. | Área 11

Soplan vientos de guerra en El Requexón y alrededores. El famoso entorno ataca de nuevo. Hay sed de sangre. La tormenta habitual en cualquier club dedicado al negocio del balón cuando el proyecto no acaba de arrancar.

La estrella del Cuco anda necesitada de un par de buenos resultados para recuperar algo del brillo perdido, no se sabe si para poder ir llaneando camino de zamparse el turrón y del “a fun fun a fan fan”, que cantaba “Siniestro Total”, del portal de Belén, o solo para disfrutar de unos días de relativa tranquilidad.

La acusación que pesa sobre la cabeza del entrenador navarro es que se ha empeñado en tener más equipo en el banquillo que en el campo, que amarra más que arriesga y que no pone a los que gustan en los despachos.

De ahí, prosiguen los cienciólogos del mundo azul, que el Oviedo sea uno de los equipos que ha convertido el empate en su forma de vida. Pero, claro, punto a punto, yarda a yarda, milímetro a milímetro, el play-off se aleja en el horizonte y las arenas movedizas de la tierra de nadie amenazan con tragarse un nuevo proyecto azul. Y desde el volveremos y volvimos ya van…

La acusación que pesa sobre la cabeza del entrenador navarro es que se ha empeñado en tener más equipo en el banquillo que en el campo, que amarra más que arriesga y que no pone a los que gustan en los despachos

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Para sosiego de los interesados, si es que en estos tiempos aún existe de eso, estos días de jornadas futboleras enlazadas unas con otras como cerezas dejan poco tiempo al cabreo y/o celebración.

Que se lo digan al Sporting, rey de Segunda, no se sabe si por un día, a expensas de cumplir en Cartagena, allí donde vive y juega Andrés Linares, el guaje que se hizo rojiblanco sin haber pisado en su vida Asturias y, mucho menos, El Molinón. Cosas del fútbol.

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