Opinión | En territorio comanche

La opinión sobre el Sporting y el Oviedo: De drama en drama

En el planeta rojiblanco hay marejada a cuenta de los juegos de tronos que se están produciendo en los pisos superiores de la dirección deportiva, mientras que en el Oviedo hay morritos torcidos por el protagonismo de RR en la "operación Digi"

Javier Fernández y Javi Rico

Javier Fernández y Javi Rico / LNE

Andan (más bien siguen) revueltas las aguas en el planeta rojiblanco al margen de las dos victorias en dieciséis partidos. Hay marejada institucional a cuenta de los juegos de tronos que se están produciendo en los pisos superiores de la dirección deportiva: que si el número uno se lleva mal con su mano derecha, que si un día te quiero y al siguiente te odio. Así están las cosas. Tampoco es nada extraño.

Cuando el balón no entra está permitido disparar contra todo lo que se mueve en una especie de selección natural a la que suelen sobrevivir los más fuertes y los que mejor se adaptan al terreno y se manejan en los despachos. Tiempos convulsos en la parcela deportiva rojiblanca que dan mucho que pensar y que llevan a la sospecha de que o hay milagro o el Sporting devorará otro proyecto, con entrenador y DD incluidos.

La manifiestamente mejorable relación entre Javi Rico y Noé Calleja no es más que otro episodio del salvaje “Sálvame” rojiblanco: el entrenador se marca un “pechito con pechito” con un consejero, la estrella nos sale negacionista, el equipo se hunde...

Lo preocupante es que la manifiestamente mejorable relación entre Javi Rico y Noé Calleja no es más que otro episodio del salvaje “Sálvame” rojiblanco: el entrenador se marca un “pechito con pechito” con un consejero, la estrella nos sale negacionista, el equipo se hunde tras ser líder sin explicación aparente... Y, entre tanto, alguien sigue tratando de cazar topos con dinamita incluso pasando revista a los móviles de alguno de los muchachos.

Mientras, a 28 kilómetros, calma tensa, debate sobre el sistema que debe utilizar el Cuco y morritos torcidos por el protagonismo de Rubén Reyes en la “operación Digi”. Todo un drama. Faltaría más.

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