En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: Lo bueno de ser invisible

La segunda fase de la campaña de abonados, la "operación salida" y lo que nos ha dejado el 2023: Negreira y Rubiales, al que ahora los independentistas quieren investigar

Fotograma de la película "El hombre invisible" (1933).

Fotograma de la película "El hombre invisible" (1933). / LNE

Pablo González

Pablo González

Oviedo y Sporting disfrutan de sus últimos días de vacaciones antes de la vuelta al trabajo. Los jugadores ya saben lo que les espera: báscula, medición de la grasa corporal y tal y tal. Como se supone que todos han sido buenos niños, no habrá tirones de orejas ni multas por regresar pasados de arrobas. Son tiempos en los que a ambos lados del Potomac se intenta aumentar la masa social con la segunda fase de la campaña de abonados. En la casa azul ya han superado los 20.500 socios.

Los carbayones están a un pasito de batir su récord. Luego no estaría mal que alguien estudiase los motivos por los que siempre faltan 6.000 o 5.000 abonados el día de partido. ¿Los malos accesos que nunca se arreglan? ¿La humedad? ¿Las leyendas urbanas que estudian/trabajan fuera pero que pagan religiosamente? ¿La envejecida población que prefiere ver el partido por la tele? Se abren las apuestas. Mientras, a 28 kilómetros, tratan de acelerar la "operación salida". No nos quedan telediarios por delante hasta que se cierre el mercado...

Por lo demás, el 2023 enfoca la puerta de salida tras dejarnos grandes titulares, desde el "caso Negreira", por el que todavía nadie ha pagado, al escándalo que organizó Rubiales. Al honesto le puede salir caro el piquito a Hermoso ahora que los independentistas en las Cortes quieren crear una comisión para investigar qué hay de cierto en esos supuestos chanchullos que el "fúrgol" español llevó a cabo con el muchacho de Motril a los mandos. A veces no hay nada como ser invisible y vivir de perfil. Así es más complicado que te cacen, ¿oyisti, güey?

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