En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: El efecto gaseosa

Se acerca el fin de año y comienzan los repasos físicos, mentales y astrales de lo que han dado de sí estos doce meses en la madreñina "furgolística" dentro y fuera del campo. Así, a bote pronto, el año natural nos ha dejado cuatro entrenadores, dos a cada lado del Potomac

Los entrenadores del Oviedo y del Sporting del último año

Los entrenadores del Oviedo y del Sporting del último año / LNE

Pablo González

Pablo González

Se acerca el fin de año y comienzan los repasos físicos, mentales y astrales de lo que han dado de sí estos doce meses en la madreñina "furgolística" dentro y fuera del campo. Así, a bote pronto, el año natural nos ha dejado cuatro entrenadores, dos a cada lado del Potomac. En la casa azul el Almirante Cervera pasó de ser el cuñado perfecto, el candidato de todos –acuérdense, amiguinos y amiguinas, de cómo se anunció su renovación–, al culpable de todos los males de los carbayones. El Almirante se fue para dejar paso a Carrión, y ahora "míster sonrisa" los tiene enamorados a todos.

Y qué decir de Gijón, donde Abelardo iniciaba otro proyecto y acabó a palos con la propiedad. Aterrizó MAR, salvó la temporada de aquella manera, y ahora ya se prepara una procesión para que Orlegi lo renueve por los siglos de los siglos, amén. Sobre el asunto de entradas y salidas de jugadores, mejor dejarlo para otro día, que en este "fúrgol" moderno en el que el mercado dicta sus reglas casi no hay tiempo para memorizar tantos nombres de hijos pródigos que en su vuelta la iban a romper y de mundialistas llamados a marcar una época. Al final, y como no hay tiempo ni para pensar, el efecto de unos y otros se quedó en el petardazo de una botella de gaseosa de marca blanca.

Por lo demás, ya estamos con otra jornada sobre la chepa, la última de 2023. El Eibar para el Sporting y el filial del Villarreal para el Oviedo. Todos quieren los tres puntos para irse de vacaciones de subidón. Y después, volver a empezar una y otra vez. Gaseosa va y gaseosa viene, ¿oyisti, güey?

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